martes, 1 de abril de 2025


miércoles, 15 de enero de 2025
MICROTEXTOS
VII
Los
prodigios del alcohol
La
borrachera de los poetas malditos no
es en vano, ni mucho menos una absurda pérdida de tiempo, ya que después de
salir de la resaca, la borrachera es fuente de inspiración lírica y un tema de
interés tanto para los abstemios como para los adictos a las bebidas
espirituosas. A continuación les presento un poema de altos grados de invención
poética y oficio escritural:
…Copete nuestro
que estás envasado,/ santificado sea tu grado,/ venga a nosotros tu alcohol,/
hágase tu voluntad,/ así en caja como en botella./ Danos hoy la chela de cada
día,/ perdona a los que no toman/ como nosotros perdonamos/ a los que no
convidan./ No nos dejes caer al suelo/ y líbranos del yogurt...
Este
poema, quizás anónimo, pero con la fuerza semántica y prosódica de las palabras
articuladas armónicamente en cada verso, es un regio ejemplo de que la
borrachera, desdeñada por los puritanos del clero y las damiselas mojigatas, es
una actividad donde doblar el codo es un ejercicio estimulante para la
ingeniosa creatividad de los poetas
malditos, quienes, aferrados a los prodigios del alcohol, respiran poesía
por todos los poros de la piel.
Derribar
muros
Derribar
muros y vallas, las fronteras entre ricos y pobres, entre blancos y negros,
entre indios y gringos; entre hombres y mujeres, entre inmigrantes legales e
ilegales, debe ser el objetivo de todos y cada uno de nosotros, que deseamos
vivir en un mundo donde todos tengamos los mismos derechos y las mismas
responsabilidades, indistintamente de las diferencias culturales, raciales,
lingüísticas, religiosas y las diversidades ideológicas y de género.
Derribar
los muros entre el Sur y el Norte, entre la vida y la muerte, entre Dios y el
Diablo, entre creyentes y ateos, entre gobernantes y gobernados, debe ser el
objetivo para forjar un sistema socioeconómico que no sea capitalista ni
comunista (Uds. pónganle el nombre a la nueva sociedad), sino una patria grande
y equitativa, sin explotados ni explotadores, donde reine el amor y la paz, la
hermandad y la felicidad, y donde el valor humano no esté basado en el
principio del tener, sino del ser, del ser un individuo con derecho a elegir,
en absoluta libertad, la vida que se quiere vivir en armonía y plenitud.
Cuarto
periodo del sueño
Según
mis cálculos oníricos y no según los cálculos de los psicoanalistas, mi sueño
estaba dividido en cuatro períodos sucesivos pero diferentes. En el cuarto
periodo, vi a Fromm agarrado de la mano de Freud y a Engels agarrado de la mano
de Marx. Los vi a los cuatro encerrados en un cuarto a media luz, donde Fromm y
Freud yacían sobre un diván, con los ojos cerrados y la hebra de un cigarro en
los labios; en tanto Engels y Marx estaban sentados en un mullido sillón,
mirándose a los ojos y discutiendo acaloradamente, como si sus voces se
sobrepusieran al tiempo y la muerte. Y, como es de suponer, de estas sesudas
discusiones el que no sale dormido, al menos, sale jodido y confundido.
Cuando
desperté, los cuatro estaban todavía en el cuarto, como fantasmas que retornan
al reino de los vivos, para repetirse, una y otra vez, hasta que sus razonamientos
dejen de ser simples teorías para convertirse en pilares fundamentales de las
ciencias humanas.
Supersticiones
Mi
bisabuela decía que una mujer, durante la menstruación, no era la misma de
siempre. No podía hacer mantequilla, mayonesa, ni preparar productos lácteos,
porque la leche se cortaría. Tampoco podía sembrar en el campo o en la casa,
porque las plantas se secarían como quemadas por un implacable sol. Tampoco
podía dar de comer a los animales domésticos, porque éstos se morirían como
atacados por un virus desconocido. Las supersticiones de mi bisabuela, sin
lugar a dudas, estaban relacionadas con la pureza y la impureza de la mujer,
como si la menstruación no fuese un proceso biológico normal, sino una
maldición divina.
Justicia
comunitaria
La
niña fue violada por su padrastro desde que ella tenía 13 años, mientras la
madre, todas las mañanas, se marchaba a trabajar en el campo.
Así
pasó el tiempo, sin que la madre se diera cuenta de lo qué estaba pasando en su
propia casa, hasta que la niña, que no asistía a la escuela, terminó
embarazada. Cuando empezó a crecerle el vientre y llegó el momento en que no
pudo ocultar más el delito de la violación, la niña, que se la pasaba encerrada
y llorando en su cuarto, no sabía cómo confesarle a su madre que era víctima de
toques impúdicos y agresiones sexuales por parte de su padrastro, un hombre de
sesenta años, desocupado y depravado sexual.
La
madre, al darse cuenta que algo andaba mal, le preguntó qué le estaba pasando.
La menor, luego de insistencias y deshecha en lágrimas, logró revelarle la
verdad, una verdad que conmocionaría a la pequeña población campesina.
–Si
no te conté era porque él, apuntándome con un cuchillo, me amenazaba de muerte…
La
madre, luego de salir del shock, se abalanzó sobre su hija, la abrazó con
ternura y lloró junto con ella, como a quien se le derrumba el mundo y se le
acaban las ganas de vivir.
Pero
no todo estaba perdido. La madre, asesorada por una mujer adulta, denunció el
detestable hecho a las autoridades de la comunidad. El padrastro fue detenido y
sometido a medidas cautelares, mientras se procedía a la investigación del
insólito caso.
Cuando
las autoridades dictaminaron la culpabilidad del padrastro, todos los
implicados batieron palmas y mostraron su conformidad con el fallo de la
justicia comunitaria. No obstante, el autor de la violación y el embarazo, para
evitar la cárcel, tomó la decisión de casarse con su hijastra.
Así
fue cómo la menor, poco antes de cumplir los catorce años y con el
consentimiento de su madre y la justicia indígena comunitaria, dio a luz a un
niño cuyo espeluznante aspecto, con malformaciones físicas que, de solo
mirarlo, dejaba a cualquiera con la boca abierta y la sangre helada en las
venas.
Las vecinas no salían de su asombro al saber que
el violador, como si nada hubiese pasado en su vida, seguía conviviendo con la
madre y la hija.
–¡Este
viejo cochino! –maldecían las mujeres cargadas de rencor–. ¡Debía morirse para
arder en el infierno!
La menor, cuando salía de compras al mercado, llevaba a su criatura cargada a la espalda. Aunque ya tenía catorce años, la gente la miraba con lástima, no solo porque todavía era niña, sino porque el bebé, que nació con el cuerpo contrahecho, no era el fruto del amor, sino el producto de una violación sexual, un delito penado por ley y con años de prisión, pero absuelto por las normas internas de una pequeña localidad campesina, donde algunos delitos se resolvían por acuerdos y conciliación entre las partes en conflicto.
viernes, 20 de diciembre de 2024
MICROTEXTOS VI
El api
–¡Oooruro-Oruro-Orurooo! –escuché al campanilla del minibús, anunciando con ese tono particular de
quien sabe cómo engolar la voz.
Me metí en la movilidad, rumbo a la capital
del folklore boliviano.
Una vez en mi destino, caminé raudo al mercado
Fermín López, donde escuché un coro de voces que ofrecían una y otra vez:
–Api....
Api con pasteles o buñuelos... Un vaso de tojorí caliente, caserito... Pase y
sírvase, caserito. Api morado y amarillo, con canela, clavo de olor, anís y chancaca.
Apenas vi el vaso de cristal humeante y el pastel lleno de
queso por dentro y lleno de azúcar molida por fuera, me froté las manos y quedé
gratamente sorprendido:
–¡Humm!
¡Está como para pedirse yapa!
Soy un turista más en la tierra de la diablada, ¡Arr… Arr…
Arr!, donde se debe probar, sí o sí, tanto el tojorí como el api morado y
amarillo, porque quien no se ha servido esta exquisitez hecha a base de maíz
molido, nunca ha estado en Oruro.
Brujerías
Como brujo y
aliado del Diablo, soy capaz de descubrir el nombre y apellido de tu enemigo,
hago que veas su cara reflejándose en el espejo. Te revelo cómo te hizo
embrujar y en qué cementerio te enterraron. Te vengaré y devolveré cualquier
maldad que hayan hecho en tu contra, por envidia o por simple maldad. No en
vano se dice que el mal que se envía a alguien, puede volverse al que lo envió.
Yo, como aliado del amo de las tinieblas, volteo la maldad y elimino al
causante de tu desgracia con rituales de hechicería negra, destruyendo física y
espiritualmente a tu enemigo, a quien lo maldigo y lo entierro con espinos en
el cuerpo, para vengar la desgracia que te causó en vida, rescatándote del oscuro pozo del dolor,
para que triunfes sobre la maldad y seas feliz por el resto de tus días.
Palliris
Las palliris son mujeres jóvenes y adultas,
que trabajan, martillo en mano y a cielo abierto, en la canchamina y los
desmontes, escogiendo las chispas de estaño incrustadas en las granzas que
fueron vomitadas como deshechos por las maquinarias concentradoras de mineral.
La labor es sacrificada, a veces, tienen que arrancar las chispas de estaño
hasta con las uñas. No faltan quienes dejan sus vidas en los campamentos
mineros, como antes la dejaron sus padres y los padres de sus padres. Ellas
viven y luchan para ganar un
salario mínimo y cubrir la canasta familia, aferradas a la esperanza de que sus hijos estudien como sea con tal de
salvarse de la voracidad de la mina, que es una despiadada tragadora de vidas
humanas.
Hijo indeseado
La empleada doméstica,
que era una joven de belleza incomparable, fue desflorada por el patrón y tuvo
un hijo ilegítimo que lo dio en adopción a un matrimonio sin hijos y con buena
posición económica. Todo marchó sin problemas, hasta que un día, cuando el muchacho
alcanzó el umbral de la adolescencia, exigió conocer a sus padres biológicos.
Fue entonces que se enteró que era el hijo de una empleada doméstica y el dueño
de una empresa de bienes inmuebles, quienes prefirieron darlo en adopción a los
pocos días de haber nacido, para evitar un escándalo social en un pueblo chico,
pero infierno grande. El muchacho llegó a conocer a sus padres biológicos y
decidió convertirse en hijo de nadie, en basura de un pueblo que,
efectivamente, era más un infierno grande que un pueblo chico, donde los niños
indeseados eran regalados como animales sin nombres ni apellidos.
Buscar cinco pies al gato
El niño cogió al gato por el pellejo del pescuezo. Lo
levantó a la altura de sus escudriñadores ojos y con una de las manos, le
levantó la erizada cola.
La madre entró en el cuarto y, al ver que el niño
miraba algo debajo de la cola del gato, le preguntó enérgica:
–¡¿Qué haces con el gato?!
–Nada –contestó–. Solo busco la quinta pata del gato.
La
vara mágica
Moisés usó la vara mágica para salvar al pueblo
judío, que también era el pueblo de Dios, de la opresión a la que estaba
sometido en Egipto. Moisés, delante de los ojos del Faraón, tiró la vara al
piso y, ¡zas!, ésta se convirtió en una serpiente que devoró las varas de los magos
presentes en el acto. El Faraón quedó mudo y sorprendido ante semejante
prodigio. Moisés extendió la mano, agarró a la serpiente por la cola y, ¡zas!,
ésta se convirtió otra vez en una vara.
Con la misma
vara, con propiedades milagrosas y divinas, Moisés convirtió las aguas del Nilo
en sangre. Golpeó el polvo del suelo y, ¡zas!, apareció una nube de mosquitos;
la levantó en dirección al cielo y, ¡zas!, empezó a desatarse granizo; la
volvió a levantar y, ¡zas!, del polvo nació un ejército de feroces langostas.
La vara no era un simple trozo de madera, sino un
símbolo del poder de Dios y provenía del Jardín del Edén; más precisamente, del
árbol del conocimiento del saber del Bien y del Mal. No en vano Moisés separó
las aguas del Mar Rojo con esta vara, cuando los judíos huían de Egipto,
perseguidos por un ejército armado hasta los dientes y a galopes de caballo.
Moisés golpeó con la vara contra una roca en el
monte Horeb, famoso por haber sido el lugar donde recibió las dos tablas de
piedra con los Diez Mandamientos, y,
¡zas!, ¡zas!, hizo brotar agua cristalina para saciar la sed de los judíos, que
avanzaban en dirección a la Tierra
Prometida, donde debían fundar la nación del Dios.
Con esta vara milagrosa, que más parecía una varita mágica, nació el realismo fantástico en la literatura, que no fue la invención de la genialidad de un escritor, sino de las fabulosas historias narradas en las Sagradas Escrituras.
viernes, 1 de noviembre de 2024
MICROTEXTOS
V
Los
sapos
En
mi colección de sapos, hay dos que se diferencian del resto; el primero, de
piel rechoncha y ojos colorados, representa el pecado y la muerte, y, como el
demonio del mundo bíblico, puede encarnarse en los humanos; el segundo, de piel
lisa y mirada tierna, representa el amor y la buena fortuna, y, como las
deidades sagradas del mundo andino, puede conceder deseos solicitados y
convertir en realidad los sueños de los humanos.
Biocidio
Estaba
cansado de los perros que deambulaban por el parque, donde él iba a sentarse en
un banco para tomar un baño de sol, hasta que un día se le ocurrió una criminal
idea: agregar clavos a panes y venenos a salchichas, para luego depositarlos en
diferentes puntos del parque. Los perros ingerían estos alimentos, se tiraban al suelo entre estertores de agonía y, como
es de suponer, sufrían una dolorosa muerte.
La
tortura
Le
infligían feroces torturas, obligándolo a confesar todo lo que sabía sobre las
armas escondidas en una galería de la mina, pero él no decía nada, lo negaba todo
a pesar de las evidencias que tenía la policía, debido a las confesiones de un
delator, quien prefirió soltar la lengua antes que morir en la cámara de
torturas.
Pedagogía
de la liberación
Los
libros y la alfabetización son instrumentos de liberación, al menos así los
concebía el pedagogo Paolo Freire, quien sostenía la teoría de que la
emancipación de los oprimidos se daría por medio del aprendizaje de la lectura
y la escritura; procesos educativos que no solo debían ser un privilegio de las
clases dominantes, dedicadas a decidir sobre los aspectos políticos, sociales,
económicos y culturales de la nación oprimida, sino también un derecho de las
grandes mayorías que, desde siempre y de manera injusta, estaban excluidas de
los poderes de decisión del mal llamado Estado
de Derecho.
Antología
En
una antología literaria, como en toda selección arbitraria, están presentes
autores que no merecen figurar en sus páginas y están ausentes quienes sí
merecen ocupar ese lugar por méritos propios. Por lo tanto, como en todo
material basado en parámetros relativos y no absolutos, en una antología no son todos los que están ni están todos
los que son.
Los
críticos
Los
denominados críticos literarios,
quienes, en lugar de escribir sus propias obras, se dedican a criticar las
obras de los demás para hacer de este oficio una forma de vida, como los
parásitos que se alimentan de la sangre de otros animales activos. Los hay
quienes, creyéndose tener patentado en el uso de la palabra escrita, como si
fuesen amos y dueños de la lengua, hacen críticas con las vísceras y no con el
cerebro, aun sabiendo que entre brujos no
se miran la suerte ni perro come
carne de perro.
Relatores
de fútbol
Son
verdaderos inventores del idioma, donde el vocabulario es una suerte de
pirotecnia verbal, y se puede aseverar que la narrativa deportiva no es menos
ni peor que la literatura llamada culta;
por el contrario, algunos de los relatores de los partidos de fútbol son
ingeniosos y manejan un lenguaje dinámico y espontáneo que nada tiene que ver
con las rígidas normativas gramaticales establecidas por los académicos. Los
relatores son capaces de pintarnos el escenario de un campo deportivo y
transmitirnos el partido de fútbol con un lujo de detalles, que nosotros,
escuchándolos por radio, somos capaces de imaginarnos las gambetas, los pases y
los goles, como si de veras lo estuviésemos presenciando en primera persona y
con nuestros propios ojos.
Los
andariveles
Siempre
que miraba las cabinas del teleférico en la ciudad de La Paz, deslizándose por
gruesos cables que se extendían de un extremo a otro, me acordaba de los
andariveles metaleros que conocí en mi infancia en las minas de Siglo XX y
Catavi; con la diferencia de que los andariveles, que corrían enganchados a
cables bien tensados y herrumbrosos, en lugar de transportar pasajeros,
llevaban los deshechos de la concentración de mineral hacia los desmontes de
granza, conocidos con el nombre genérico de colas,
que crecían cerca de los campamentos mineros y parecían cerros sobre los cerros
de la cordillera.
Brujo
pactado
Soy
el único brujo que mantiene pactos con el Diablo. No te dejes sorprender por
mis falsos imitadores, que son simples embaucadores. Te prometen todo pero nada
cumplen. Para mí no existe nada imposible. Con el amuleto que me lo entregó en
exclusiva el maligno de las tinieblas, descubro con quién te engaña tu esposa o
marido, tu amante o enamorada. Logro los amarres sexuales para los tres sexos,
con el elixir del narciso negro compactado. Pongo de rodillas a tus pies a la
pareja que te hace sufrir, con una gota de pócima negra para atraer, conquistar
y poseer el cuerpo y el alma de la persona amada. Yo triunfo donde otros han
fracasado.
Hacer
poco y ganar mucho
En
Bolivia se gana mucho, pero mucho dinero, si uno tiene un trabajito como
Senador o Diputado de la Asamblea Plurinacional. Basta con trabajar dos o tres
días a la semana, para embolsillarse mensualmente más de 20.000 Bs. Desde luego
que estos representantes de las organizaciones políticas y sociales, así no
tengan la educación idónea para ejercer como Padres de la Patria, y gobernar a los bolivianos y bolivianas como
manda la Ley, se dan ínfulas de ser los mandamases en las esferas del poder
político. Pero lo que más rabia da es que se atribuyan la misión de ser los
representantes de los más pobres y marginados de este pobre país. Para estos
bellacos, que velan más por sus propios intereses que por los intereses de las
mayorías, es muy fácil hablar, con 20.000 Bs. en los bolsillos, de la pobreza
de los pobres. ¡Ay, carajo! ¡Qué bronca dan estos tristes payasos que hacen
poco y ganan mucho! Definitivamente, y para que lo sepa todo el mundo, estos
vividores y buscapegas no son los Padres
de la Patria, sino unos recontraidiotas que gobiernan sin ton ni son.
Cura
pederasta
Ella, la ama de llaves del internado de niños huérfanos de la Compañía de Jesús, ubicado no muy lejos de la ciudad, solía contar con gran pasión de las bondades divinas del sacerdote Stefano Corleone. Contaba que el misionero jesuita dedicaba su vida y tiempo a los niños pobres, ladrones, pordioseros, cleferos, tullidos, enfermos... Pero lo que no contaba era que, por las noches, el cura pederasta los invitaba a su cuarto, donde les besaba y desnudaba, toqueteándoles las partes íntimas, hasta que satisfacía sus bajos instintos, recomendándoles que no dijeran nada a nadie, que debía ser un secreto entre ellos, que la relación carnal era normal, que solo debían rezar mucho, que Dios los amaba y él también...
jueves, 29 de agosto de 2024
Sapo y
Bestia
Soy el sapo a la espera de un beso de la Bella. Si
la Bella no me estampa un beso, seguiré siendo la Bestia con aspecto de sapo,
un sapo que no deja de maldecir ni llorar su maldita suerte que, más que mala
suerte, es el castigo de una bruja con poderes mágicos y su varita de diosa.
El alcohol
Desde que entró en contacto
con el olor del alcohol, por medio del aliento de su abuelo, quien lo levantaba
en sus brazos para besarle en la mejilla, tenía la vida marcada por ese
sustituto del amor de sus padres, que lo abandonaron desde su más tierna
infancia. Nunca tuvo un pezón en la boca, sino su dedo pulgar como único
chupón.
Años después, apenas cruzó
el umbral de la pubertad, él mismo se llevó el gollete de la botella a la boca
y sorbió el embriagador elixir hasta ingresar en un mundo de alucinaciones,
satisfacción y olvido.
Desde entonces, como el niño
vuelve a la mamadera siempre que lo necesita, él volvía cada vez a la botella,
un efectivo sustituto del amor de sus padres, quienes un día se marcharon para
no volver más, como él nunca más se separaría del alcohol por el resto de sus
días.
El zoólogo
Desde que tuvo uso de razón, quería ser el zoólogo de los
zoólogos; cortejar como un pavo real, atrayendo a la pareja con su brillante
plumaje; hacer el amor como un chimpancé, con todas las hembras de la manada,
sin respetar las normas de la monogamia; tener hijos a montones como un conejo
en cautiverio, pero sin dejar de soñar con una yegua de fabulosas ancas, capaz
de enloquecer a cualquier mancho y girarse con el
movimiento de ballena en la cama, hasta quedar con los ojos contra la pared y
la cola expuesta ante la lujuriosa mirada del zoólogo.
El
otro dinosaurio
Cuando despertó, el hombre ya estaba muerto.
El
Hijo de Dios
Cuando María concibió al hijo de Dios, magdalena se
preguntó:
–¿Dónde estaba José cuándo esto sucedió?
–En su carpintería –contestó Judas–. Haciendo
Pinochos como yo.
Hijo
del vecino
–¿Por qué mi hijo no se me parece en nada? –preguntó
el hombre.
–Cómo se te va a parecer –contestó la mujer–, si su
padre es el vecino.
Día
del Mar
¡Un, dos, tres!…
Los niños marcan el paso y el desfile cívico, en
homenaje al Día del Mar, se hace interminable.
¡Un, un, un, dos, tres!…
Los niños siguen marcando el paso y la voz de mando
del profesor, agobiado bajo el calcinante sol de la mañana, pierde fuerzas y se
oye cada vez más lejana que las olas del mar cautivo.
La
Vieja
La Vieja –diablesa– es la querida del Tío de la
mina. Es malvada y perversa. Celosa de las mujeres que entran en su reino y
jueza implacable de los mineros que no cumplen con ella ni con el Tío. Es tan
poderosa como la Pachamama y más temida que el soberano de las galerías.
El minero sabe que la Vieja es rencorosa y vengativa
si no se le guarda respeto ni veneración. Pero cuando ella se encapricha y se
pone dura como la roca, el minero puede perder la paciencia y maldecir:
–¡Vieja, gran puta! ¡Te taladro y taladro, pero tú
no te no te abres ni me muestras tu veta llena de riquezas minerales!
El minero puede putear y putear, pero ella se hace
el del otro viernes, hasta que él, la coca amargada en la boca y al borde de un
ataque de nervios, se atreve a insultarla con palabras soeces. Entonces ella
reacciona y castiga con lo que mejor sabe hacer: un derrumbe en la galería, una
explosión de dinamitas o una caída en un “buzón” del que nadie sale con vida.
La Vieja, que representa el otro lado de la vida y la destrucción de la felicidad humana, es más malvada que el Tío, menos benevolente que la Pachamama, y no perdona el desprecios ni los insultos de grueso calibre; por cuanto no vale la pena que el minero la maldiga, porque la maldición, tarde o temprano, se vuelver hacía él como un bumerang.
sábado, 3 de agosto de 2024
MICROTEXTOS III
Un clavo saca otro
clavo
El día
que el amor se le escapó de las manos, como el agua entre los dedos, lloró sin
consuelo, se rasgó las vestiduras y se arrancó los pelos de cuajo. Al cabo de
un tiempo, superada la desilusión del alma y curadas las heridas del corazón,
se metió en el mar y se bañó en la espuma de las olas, hasta que volvió a
renacer y volvió a creer en el amor, porque cuando un hombre se va, otro ocupa
su lugar, como si un clavo sacara otro clavo.
El Tío en mi vida
y obra
El Tío de la mina se metió sigilosamente en mi obra
literaria, como un personaje de contrabando, dispuesto a amargarme la vida.
–¿Por qué te metiste en mi obra? –le pregunté intrigado–.
¿Para joderme la vida?
Me miró sonriente, enseñándome los colmillo y la
lengua viperina. Encendió los ojos como focos de fuego y contestó enérgico:
–¡No fue para joderte la vida, sino para joderte la
obra!
La amada
Todas las noches, como
recién salida de la más pura niebla, estaba siempre cariñosa y fresca, como
recién bañada por el rocío del alba.
La
bruja y el parroquiano
La
joven bruja, después de haber volado toda la noche, aterrizó en la puerta de
una cantina, se desmontó de la escoba, se acercó a un parroquiano, que apenas
podía sostenerse de pie, lo agarró por las solapas y lo suspendió en el aire
como a un estropajo.
–Ahora
vienes conmigo –le dijo con voz de miel.
–¿Y por
qué yo? –preguntó muerto de miedo.
–Porque
quiero que lo conozcas a mi amo.
–¿Al
Diablo?
–Sí
–contestó–, al que te da de beber a cambio de comerte el alma.
El
parroquiano tocó el suelo con la punta de los zapatos y lloró
desconsoladamente, porque solo llorando podía salvarse del castigo del Diablo y
no volver a caer en las garras del alcohol.
Enloquecer
por amor
Los
hombres saben que una cosa es enloquecer por el amor de una mujer y otra muy
distinta enloquecer por el desamor de alguien de sentimientos gélidos y corazón
de hielo.
Sonido
nasal
Juan le
pidió a Pedro taparse con los dedos las fosas nasales y luego pronunciar, sin
cerrar los ojos y a todo pulmón, la palabra punta.
Pedro
se tapó la nariz, pronunció a viva voz la palabra punta y no se lo pudo creer el sonido nasal que transformó la
palabra.
Torres
No
construyas tu torre de Babel, creyendo alcanzar el reino de los cielos, si
sabes que las torres, construidas con los ladrillos de las bajas pasiones
humanas, conducen derechito al infierno, donde reina la confusión de las
lenguas y las ciegas ambiciones terminan en cenizas.
Se fue para no
volver
Porque estás que te vas, y te vas./ Y te vas, y…/ Y no te has ido, tarareó la canción de Alfredo Jiménez, mientras se duchaba con agua tibia. Después se vistió con la elegancia de siempre, cogió las maletas que estaban listas. Sujetó la empuñadura de la puerta, la abrió y la cerró a sus espaldas. Esta vez se fue para no volver, sin recordar la sentencia que su mujer le repitió hasta el cansancio: Al ausente, por muerto le da la gente, así se lo haya amado con todas las fuerzas de la razón y el corazón.
domingo, 2 de junio de 2024
MICROTEXTOS II
Pesadilla
Cuando desperté jadeante y sudoroso, tras huir de una
espantosa pesadilla, ellos estaban todavía en el cuarto, contemplándome como
condenados retornados al reino de los vivos, luego de escabullirse del reino de
los muertos, solo para acusarme de ser el autor de su desgraciada muerte.
El plan
–Dios tiene un plan para ti –me dijo el evangelista.
–¡No jodas! –le repliqué–. ¿Qué plan?
–El plan de joderte por irreverente y ateo.
Perros modernos y
perros de pueblo
En cierta ocasión, un amigo sueco, mirándome con una
chispa de ironía en los ojos, me preguntó:
–¿Es verdad que los perros de tu pueblo duermen en el
patio?
–Sí –contesté–. Los perros no son objetos de adorno, como
en Suecia, sino los candados de la casa, los guardianes de los bienes de sus
dueños. Los perros, como los humanos, tienen sus derechos y sus deberes, y,
aunque se los cuida y ama demasiado, no se les cepilla los dientes ni se les
atusa el pelo. Los perros de mi pueblo no están acostumbrados a consumir
alimentos envasados sino a comer lo que sobra en el plato o en la mano. Los
perros de mi pueblo se crían a cielo abierto y no como pájaros enjaulados. No
necesitan que nadie los sobreproteja ni limpien el trasero. Son perros que
responden a su propia naturaleza, sin que por esto dejen de ser los animales
más nobles y los mejores amigos del hombre.
–Lo que es aquí –dijo, resignado, el amigo sueco–, el
perro ha dejado de ser perro para convertirse en amo y señor de la casa. Por si
fuese poco, los perros ya no ladran ni muerden, son perros modernos en una
sociedad moderna.
–Así es –le dije–. Los perros son como los humanos,
mientras más tienen, menos ladran.
El diablo siempre
vuelve
Desde que la muerte entró a través del pecado en el reino
de los humanos, el diablo no ha dejado de aparecerse donde menos se lo espera.
Si los ángeles celestiales, después de victoriosas batallas, lo arrojan al
infierno, el diablo vuelve, vuelve y siempre vuelve, una y otra vez, como el
mundo gira, gira y siempre gira, sea de noche o sea de día. Lo único que no
vuelve ni gira es la efímera vida de los humanos, quienes un día son luz y otro
día son penumbra, cual pecadores sentenciados a nacer y morir como los luceros
del alba.
Ganar y perder
Toda su vida abrigó dos sueños: ganar el premio gordo de
la lotería y jugar póquer en un casino de Las Vegas. Cuando alcanzó el
meridiano de su vida, se cumplieron los dos sueños; primero, ganó la lotería y
se hizo millonario de la noche a la mañana; segundo, viajó a Las Vegas y visitó
uno de los casinos más famosos de la ciudad. Una noche de juerga y juego de
naipes, como todo jugador empedernido, apostó los millones que llevaba en el
maletín, esperanzado en multiplicar su valor con un golpe de suerte, pero nada
resultó como lo tenía pensado. Tiró las cartas sobre la mesa y lo perdió todo
en un cerrar de ojos.
Niño eterno
Era ese niño que no quería crecer ni ser adulto, deseaba
seguir siendo un niño de por vida en el país de Nunca Jamás, donde vivían,
secretamente, piratas, hadas, duendes y, para su felicidad, su única felicidad,
la diminuta hada Tinker Bell de quien estaba perdidamente enamorado.
Si alguien, recordándole que no podía ser un niño eterno,
le decía:
–Tú tienes que hacerte un día, como todos los demás, un
hombre hecho y derecho. No puedes ser por siempre un adulto por edad y un niño
por conducta.
Peter Pan se ponía furioso, refunfuñaba y replicaba:
–¡No! ¡No quiero ser un hombre mayor! ¡Quiero ser un niño
eterno y pasármelo bien, así tenga que enfrentarme interminablemente contra el
capitán Hook, ese monstruoso pirata que tiene un gancho de hierro por mano y un
témpano por corazón.
La maldición de la
belleza
Érase una vez en que la belleza era la maldición de las
esclavas, raptadas y recluidas en fastuosas mansiones, como hermosas aves en
doradas jaulas, donde debían satisfacer los libidinosos deseos de sus amos y
parir hijos a montones.
Cansada
La mujer estaba cansada de tener un marido maniático, que
le seguía los pasos por donde iba, sin otro afán que celarla con su propia
sombra y hasta con el perfume que usaba para salir de casa. Ella estaba cansada
de todo, hasta de su propio aliento. Lo único que deseaba era borrarse del
mapa, antes de que su marido acabara con su vida a punta de puñaladas.
Hombre pez
De tanto bañarse en el río, bajo el sol y bajo la luna,
sea a la hora que sea, acabó convirtiéndose en pez.
Ideologías
Las ideologías vienen y van, nacen y mueren. Sólo las más
aptas sobreviven en la sociedad y la conciencia humana.
Máquina Remington
Desde que estoy tirado en la cama, paralizado de cuerpo
entero por una enfermedad letal, tengo un monstruo metido en el cuarto,
acechándome de noche y de día, como riéndose de mi fatal desgracia. Me mira de
frente y de reojo, y hasta parece amenazarme de muerte por haberlo sometido a
mi voluntad y haberlo convertido en mi esclavo durante décadas. Es cierto, no
puedo negarlo, antes era mi herramienta de trabajo y ahora es la pesadilla que
atormenta mi alma.
¿Quién es el monstruo?
La vieja máquina de escribir Remington, que escupió
cientos de artículos y una decena de libros, y que ahora está sobre la mesa,
donde la dejé tras haber perdido las facultades de movimiento de mis
extremidades. Lo malo no es que esté en el cuarto, contemplándome mientras
estoy tendido en la cama, sino su mirada de odio y desprecio, como cuando se
abandona a una mujer después de haberla amado tanto, con todo el cuerpo y todas
las fuerzas del corazón.
sábado, 4 de mayo de 2024
MICROTEXTOS I
Capacidades
diferentes
Éramos una pareja perfecta, aunque estábamos mutilados
por la explosión de una garrafa de gas. Ella quedó sin piernas y yo sin brazos.
Nos amábamos locamente, complementándonos en las buenas y en las malas, hasta
el día en que, tras la explosión de otra garrafa de gas, ella perdió los brazos
y yo las piernas. Entonces ya no podíamos acariciarnos ni con los brazos ni con
las piernas. Lo peor es que dejamos de amarnos y, como bultos de carne, nos
separamos sin hablarnos ni mirarnos, porque, además de estar mutilados, éramos
ciegos y mudos, una pareja con capacidades diferentes.
En el infierno
No hay paz, ni tiempo, ni espacio. Es un mar en llamas
habitado por seres monstruosos nacidos y crecidos en las entrañas más profundas
de la Pachamama. El infierno está cercado de ríos y valles de fuego, donde todo
es dolor, pena y olvido.
El amo del infierno, hecho de luces y piedras preciosas,
tiene el aspecto de macho cabrío, cuernos pequeños, ojos grandes y espantosos,
nariz ganchuda, barba de chivo, manos corvas como garras de aves de rapiña;
lleva una corona en la nuca y un enorme cuerno entre las piernas.
En el infierno arden los hombres y las mujeres que
pecaron en el reino de los vivos, en vez de ganarse la divina llave para entrar
en el paraíso de los muertos. En el infierno no hay compasión ni perdón, todo
se paga caro entre tridentes y latigazos de fuego. En el infierno…
Engaños
La engañó a su esposa con todas las mujeres del pueblo.
La engañó desde que se conocieron, desde que se comprometieron y se casaron. No
hubo un solo día que no estuviese con alguna de ellas, que también engañaban a
sus maridos con todos los hombres del pueblo.
Los gramáticos
En el principio era el verbo y el verbo era Dios. Después
era el sustantivo y el sustantivo era el Diablo. Después del verbo era el
adverbio y después del sustantivo era el adjetivo. Después el sujeto y el
predicado. Así fue desarrollándose el lenguaje de los humanos, hasta que
aparecieron los gramáticos, complicándolo todo lo que empezó siendo un simple
verbo.
El principito
Antoine de Saint Exupéry, autor de El principito, antes
de desaparecer misteriosamente a bordo de su avioneta en un desierto del norte
de África, volvió a encontrarse con su pequeño amigo en un asteroide lejano,
donde las flores tenían voz y pensamientos; pero esta vez, en lugar de dibujar
un elefante dentro de la serpiente-boa, con apariencia de un sombrero, dibujó
un elefante con la trompa que tenía la apariencia de una serpiente-boa.
–¿Qué hay dentro del elefante? –preguntó el aviador, que
era el alter ego de Antoine de Saint Exupéry.
El principito, quien antes pudo ver con asombrosa
facilidad al elefante digerido por una serpiente-boa, contestó:
–Dentro del elefante hay una caja, dentro de la caja un
carnero con cuernos y, como tú bien sabes, hay también una serpiente-boa
fugándose por la trompa del elefante.
Detective
Su sombra era el detective que le seguía y perseguía los
pasos pisándole los talones.
Fidelidad
Era el único hombre fiel en el pueblo y, sin embargo, el
que más engaños amorosos soportó.
La muerte
Es un largo camino por donde irás y no volverás.
Canibalismo
Cuando su esposa se negó a obedecer sus palabras, él
remontó en cólera y reavivó su canibalismo. La cogió por las trenzas y la
arrastró hasta el oscuro sótano de la casa, sacó el combo de la caja de
herramientas y la golpeó en la cabeza hasta destaparle los sesos. Después
empuñó el machete, la decapitó y le cercenó las extremidades. Bebió su sangre y
comió sus restos, empezando con la lengua y terminando con los pechos. Con las
partes que no pudo engullir, cocinó guisos para dárselos de comer a sus hijos.
Mi cadáver
Una voz temblorosa anunció el descubrimiento de mi cadáver. Desde ese instante, se puso en marcha una compleja maquinaria de investigación, todo con el objetivo de explicar el crimen y dar con el culpable. Un policía tomó fotografías del lugar, de la posición de mi cadáver y mis heridas, mientras otro recogía objetos en busca de huellas, pelos, manchas somáticas o cualquier otro posible indicio del crimen. Pero lo que nadie sospechaba era que toda la investigación para encontrar al culpable se tornaría en una labor inútil, debido a que el asesino, que me quitó la vida con premeditación y alevosía, se escondía dentro de mi cadáver.
sábado, 2 de diciembre de 2023
MICROS
Cuestión
de diablos
Un Diablo cayó al agua.
Otro Diablo lo sacó,
mientras un tercero se preguntaba:
¿Cómo diablos se cayó?
En
el desierto
La mujer cayó de la cabalgadura mientras dormía. El caballo relinchó ante
la presencia de una serpiente, provocó la estrepitosa caída de su jinete. Ella,
cuando despertó, no sabía cuándo ni cómo pasó, pero estaba sola y
abandonada entre las salvajes dumas del desierto.
El hombre de la botella
Sumergido en su enésima borrachera, sabía que lo más importante, después de
haberse zambullido en los toneles de aguardiente, era volver a trepar por sus
empinadas paredes, alcanzar el borde, salir con vida y cargado de una sabiduría
que solo se aprende tras tocar fondo, donde hay un cofre de riquezas que un día
perdió el Diablo.
Monstruos
Si el
sueño de la razón produce monstruos, entonces el monstruo de la razón produce
más monstruos.
El locoto
–El locoto colorado es sabroso –dijo mi suegra.
–Sí, señora –corroboré su gustito–. Es sabroso porque
pica dos veces.
Mi suegra, poniéndose colorada como el loco, se sonrió
picarona y añadió:
–Sí, pues, pica al comer y pica al…
viernes, 13 de noviembre de 2020
PERRO MUTILADO
Había una extraña
costumbre en el pueblo de mi abuela: cortarles la cola a los perros para
mejorarles la apariencia. Así fue como un día, el cachorro que me regalaron en
mi cumpleaños, pasó por ese cruel procedimiento en contra de mi voluntad. Todo
sucedió en el patio de la casa, donde mi abuela, cuchillo y servilleta en mano, le sujetó al perro por el pescuezo
y le mutiló la cola de un violento tajo. Cuando el perro se corcoveó y chilló
como un niño aterrado, yo sentí el dolor como si a mí me hubiesen rebanado el
dedo. Mi abuela le cubrió la sangrante herida con la servilleta y yo me retiré
con lágrimas en los ojos. Todo había concluido en menos de cinco minutos. El perro perdió la
cola y yo perdí la confianza en los mayores.
viernes, 30 de octubre de 2020
EL PUPITO (*)
El hijo de los
patrones, niño precoz y majadero, le preguntó a la empleada doméstica:
–¿Puedo
tocarte el pupito?
Ella,
acostumbrada a concederle sus caprichos sin decir ni sí ni no, se echó en la
cama y entornó los ojos, se dejó levantar la pollera, la enagua y bajar los
calzones. Al poco rato, al sentir que algo le rozaba entre las piernas, se
ruborizó y dijo:
–Eso no es mi
pupito…
A lo que el
niño repuso:
–Tampoco es mi
dedito...
* La palabra “pupito”, en Argentina y Bolivia, es igual a “ombliguito”.
sábado, 22 de agosto de 2020
Tatiana
Pasó la mayor parte de su vida encerrada en casa. Se
sentía señalada con el dedo por todos quienes la veían. Durante su niñez,
cuando caminaba por las calles, sentía con mayor frialdad esas miradas de
asombro. Por cuanto un día, sin soportarse a sí misma, decidió preguntarle a su
papá:
–¿Por qué soy la más fea de la familia?
Él pensó un instante y, sin saber cómo explicarle el
porqué tenía la cara más fea entre las feas, se limitó a contestar:
–Cuando tu mamá estaba embarazada de ti, odiaba con toda
su alma a una persona, por eso naciste así.
Tatiana se dio la vuelta y corrió a preguntarle a su mamá
quién era esa persona a quien tanto odiaba.
–Era la otra mujer de tu papá –le contestó con lágrimas
en los ojos.
En sábado de Carnaval
El minero, disfrazado de diablo en honor del Tío, suplicó
a la Virgen del Socavón:
–Quiero morirme en sábado de Carnaval...
El Tío escuchó la súplica y se lo cargó al infierno en
vísperas del sábado de Carnaval.
El risitas
Vivió y murió a carcajadas.
Hamlet
No ser ni ser
Toqué al Señor
“Señor”, le dije, y lo toqué.
Despecho
Una mujer despechada es una fiera adiestrada por el
diablo; lleva veneno en las venas y puñales en la lengua.
El atracador
Era el Robín Hood urbano. No usaba carcazas con flechas
ni trajes color verde olivo, pero estaba consciente de que, apenas atracara un
banco, debía repartir el botín entre los pobres.
El heredero del trono
El rey se hizo anciano y necesitaba un heredero del
trono, pero a su única hija, una princesa joven y hermosa, le gustaban más los
esclavos negros que los guerreros blancos. Entonces el rey, ansioso por tener
un heredero de pelo rubio y tez blanca, le tendió una trampa. Hizo que un
esclavo negro, que se aparecía en la alcoba de la princesa solo en las noches,
la embarazara y luego desapareciera sin dejar señales de su identidad. Nueve
meses más tarde, nació de sus entrañas un niño blanco. La princesa no entendía
por qué el niño era blanco si su padre era negro. Nadie le dio explicaciones,
hasta que el rey, agonizante y postrado en la cama, le reveló que el padre de
su heredero no era un esclavo negro, sino de uno de sus guerreros blancos que
se hizo pasar por negro.