EL CUENTO MINERO EN LA LITERATURA BOLIVIANA
La editorial Los
Amigos del Libro, en su colección de Enciclopedia Boliviana, publicó la
antología Cuentos mineros del siglo XX, cuyo compilador es el investigador y
narrador Ricardo Pastor Poppe, quien ejerce la cátedra de lengua y literatura
españolas en Saginaw Valley State University, Michigan, EE. UU.
La antología
recoge una serie de cuentos publicados en formato de libro a lo lago del siglo
XX, y que, por su naturaleza, trasuntan el tema minero con todos sus elementos
lingüísticos y contextuales, como es la explotación despiadada del minero, la
palliri (mujer que rescata los trozos de roca mineralizada en los desmontes)
y los chivatos (niños que sirven de guías y ayudantes en el interior de la
mina).
Los cuentos
mineros, a diferencia de la cuentística en general, asumen un claro compromiso
social con los explotados, mientras el mensaje, sin perder su valor estético,
es un llamado vehemente a la toma de conciencia sobre esta realidad, que en la
obra de los escritores se torna en material explosivo.
Los distritos
mineros han sido desde siempre fuentes de inspiración tanto para pintores como
para escritores; quizás por esto, la mayoría de las obras más representativas
de la literatura boliviana -en lo que respecta, sobre todo, a las novelas-,
centran su eje temático en las minas, donde los campesinos se proletarizaron
tras el advenimiento de la gran industria minera, y a medida que ésta se va
incorporando a la economía capitalista -ya en su fase de descomposición
imperialista-, se va estructurando un sólido proletariado nacional, con una
gran energía combativa y una capacidad organizativa sin precedentes. De modo
que, cuando la oligarquía minera se enrola en las esferas del poder, aliada a
las fuerzas reaccionarias, la clase obrera se apodera de lo más avanzado de la
doctrina revolucionaria y orienta su lucha contra las injusticias sociales,
procurando lograr un aumento salarial y mejorar sus condiciones de vida; hechos
que se reflejan, desde la perspectiva de cada autor, en los cuentos y novelas
de ambiente minero.
De otro lado, es
necesario aclarar que el minero no sólo es un ser físico, embrutecido por la
coca y el alcohol, sino también un gigante que pelea contra las rocas con el mismo
ímpetu que lo hace contra sus enemigos de clase. Asimismo, los distritos
mineros no sólo son basurales rodeados de tinajas de chicha o pequeñas
excrecencias enclavadas entre los cerros, con sus casitas que parecen una
manada de burritos peludos, sino también los laboratorios de la revolución
boliviana, pues allí nacieron los primeros bastiones del sindicalismo obrero y
allí se encontraron los mejores filones de estaño que, durante más de un siglo,
constituyeron la columna vertebral de la económica del país.
Las
características fundamentales de la cuentística minera, además del realismo
social y el compromiso político, son las escenas costumbristas, las
descripciones del trabajo dantesco, el código lingüístico propio de las
culturas andinas, la presencia telúrica del altiplano, la tragedia familiar,
las luchas reivindicativas, las huelgas, las masacres y, por último, las
creencias que forman parte del universo mitológico de los mineros, quienes, por
su ascendencia campesina y su mentalidad proclive a las supersticiones, viven
entre el Bien y el Mal, entre el culto cristiano a la Virgen del Socavón y el
culto pagano al Tío, dueño y señor de las minas y los minerales. El aspecto
mitológico juega un papel trascendental en la literatura minera, desde el instante
en que sus protagonistas rinden tributo a sus deidades, con la esperanza de que
éstos les protejan de los peligros y les concedan los filones más ricos de
estaño.
El compilador,
quien anteriormente incursionó en la temática minera con su libro Escritores
andinos: la mina, lo telúrico y lo social (1987), analiza sucintamente cada
uno de los cuentos y proporciona datos relevantes sobre la vida y la obra de
los siguientes autores: Jorge Barrón Feraudi, Hugo Blym, Adolfo Cáceres Romero,
Adolfo Costa du Rels, Walter Guevara Arze, Luis Heredia Heredia, José Millán
Mauri, Walter Montenegro, Víctor Montoya, René Poppe, Adolfo de la Quintana y
Oscar Soria Gamarra. El libro incluye una bibliografía y un extenso glosario de
voces quechuas, aymaras y términos mineros, con la intención de proporcionarle
al lector, tanto nacional como extranjero, un instrumento práctico que le
permita comprender mejor el código lingüístico de la literatura de ambiente
minero.
Cuentos mineros
del siglo XX, sin lugar a dudas, es un valioso aporte a la literatura
latinoamericana y una muestra de que en Bolivia, aunque ya no están en boga los
yacimientos de plata y de estaño, tras cuatro siglos de explotación y saqueo
imperialista, la cuentística minera sigue valiendo un Potosí, así los llamados
críticos del “realismo social” no hayan acercado sus narices hacia esta rica
veta de la literatura boliviana.
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