miércoles, 30 de agosto de 2023

 

ESTATUA DE FILEMÓN ESCÓBAR EN CATAVI

La mañana del 27 de agosto de 2023, en la Plaza 6 de Agosto de la población de Catavi, perteneciente al municipio de Llallagua de la provincia Rafael Bustillo del departamento de Potosí, se descubrió la estatua de Filemón Escóbar, histórico líder sindical y dirigente político de renombre nacional. La estatua fue realizada por Wilson Zambrana, galardonado pintor y escultor orureño.

El acto programado por la Sub alcaldía, con el principal objetivo de rescatar una parte de la memoria histórica del proletariado de la Empresa Minera Catavi, contó con la participación de las autoridades ediles y las fuerzas vivas de esta población memorable y revolucionaria. Asimismo, estuvieron presentes los familiares de Filemón Escóbar, su viuda, sus hijos y nietos, pero también algunas personalidades del ámbito político, sindical y cultural, quienes hicieron usó de la palabra para destacar la vida y obra de uno de los dirigentes sindicales que nunca temió en generar encendidas polémicas con sus pensamientos, discursos y acciones políticas en los contextos donde se sentía convocado por su conciencia de clase y su función de protagonista de las luchas sociales.

Por otro lado, los miembros del Movimiento Cultural Pictórico Miguel Alandia Pantoja, invitados al acto de descubrimiento de la estatua de Filemón Escóbar, expusieron, en la Plaza 6 de Agosto, reproducciones de las pinturas del muralista llallagueño, quien fuera camarada y amigo personal del dirigente minero. La exposición llamó la atención de los presentes por la calidad estética de las obras plásticas y el mensaje revolucionario que Alandia Pantoja plasmó en sus murales y pinturas realizadas a caballete.

Filemón Escóbar nació en la ciudad de Uncía en 1934 y falleció en la ciudad de Cochabamba en 2017. En su prolongada y ardua actividad política, en defensa de los derechos laborales y sindicales, destacó desde su juventud en el Sindicato de Siglo XX. Ejerció como dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y la Central Obrera Boliviana (COB). 

En 1986, mientras era secretario general del sindicato Mixto de Trabajadores de Catavi, redactó la Tesis de Catavi, cuyo argumento central fue oponerse al Decreto 21060 y la relocalización, y crear un plan de emergencia,para la rehabilitación de COMIBOL y la diversificación de la producción. El documento fue aprobado primero por el sindicato de Catavi y posteriormente, como documento oficial de los trabajadores bolivianos, en el XXI Congreso Nacional Minero, realizado en la ciudad de Oruro, entre el 12 y 19 de mayo de 1986. Poco después, con los argumentos de esta misma tesis se realizó la Marcha por la Vida durante el gobierno neoliberal de Víctor Paz Estenssoro.

Filemón Escóbar, en su dilatada actividad política y sindical, ocupó un escaño en la Cámara de Diputados entre 1989 y 1993. En el periodo legislativo 2002-2003, ocupó la vicepresidencia del Senado, cuando ocupaba la secretaría general del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido que fundó junto a la Confederación de Trabajadores del Trópico Cochabambino y del que se apartó por diferencias políticas e ideológicas.

Entre sus obras destacan: Testimonio de un militante obrero (1984); La tesis de Catavi (1986); La mina vista desde el guardatojo (1986); De la revolución al Pachakuti: El aprendizaje del respeto recíproco entre blancos e indios (2008); El Evangelio es la encarnación de los derechos humanos (2011); Semblanzas (2014). Escribió tanto como leyó, motivado por la necesidad de transmitir, de su puño y letra, sus experiencias vividas y sufridas, y sin más esperanzas que dejar un testimonio aleccionador para los luchadores sociales del presente y el futuro.

La estatua de Filemón Escóbar está donde debe estar, cerca de los predios del sindicato de trabajadores de Catavi, donde se estructuró la empresa estañífera más importante de Bolivia y el mundo, desde que Simón I. Patiño adquirió, en1924, las propiedades del consorcio chileno que extraía nuestro recurso natural en la montaña de Llallagua; en las pampas de este mismo distrito se ejecutó la masacre minera en diciembre de 1942 y se firmó el Decreto de la Nacionalización de las Minas el 31 de octubre de 1952.

Aunque la empresa Minera Catavi quedó desmantelada después de la relocalización, en la actualidad puede constatarse que ha experimentado una reestructuración inminente, con la refacción de sus edificios emblemáticos, como el Teatro, la Casa Gerencia  (actual Archivo Histórico Minero) y los baños termales, entre otros. A todo esto se han añadido las nuevas viviendas familiares y la construcción de los flamantes edificios de la Universidad Nacional Siglo XX, que tendrá varias de sus carreras extendidas en este distrito, donde hasta fines de este año contará también con la carrera de Formación Político Sindical (FPS), cuyo edificio será el mejor símbolo de esta universidad que nació como un proyecto revolucionario de los trabajadores, quienes, desde principios de las décadas de los años 70, pugnaron por tener una Casa Superior de Estudios para los hijos de los mineros y campesinos, con estructura orgánica y compromiso social.

La estatua de Filemón Escóbar, sin lugar a dudas, se convertirá en un punto más de atracción turística para los visitantes tanto nacionales como extranjeros, interesados en conocer el pasado histórico del combativo sindicato de trabajadores de Catavi, que desde su nacimiento fue el hermano mellizo del sindicato de Siglo XX, donde Filemón Escóbar se formó políticamente e hizo sus primeras armas junto a otros líderes y caudillos del movimiento obrero boliviano.

NUEVA EDICIÓN DE CONVERSACIONES CON EL TÍO DE POTOSÍ

Ya se publicó la segunda edición de Conversaciones con el Tío de Potosí, del escritor Víctor Montoya, bajo el sello del Grupo Editorial Kipus, que se puso a la venta en la Feria Internacional del Libro en La Paz, el pasado mes de agosto de 2023. Se trata de una edición corregida y aumentada, conforme a las expectativas del autor y la línea editorial de Kipus, que no dudó en apostar, una vez más, por este libro demandado por los lectores de todo el país, debido a que estos relatos, en los cuales el autor entabla polémicas discusiones con el Tío de la mina, se abordan temas tanto profanos como sagrados, en los que no están exentos los tratados filosóficos, la sabiduría popular, los postulados religiosos y una fuerte dosis de humor que genera encendidas sátiras sociocultural del presente y el pasado.

El autor nos propone una lectura atenta de los diálogos, manejándose con recursos escriturales que deslumbran por su sencillez y precisión idiomática; una impronta que suele definir a los escritores que se esmeran en transformar el lenguaje coloquial, como por arte de magia, en una pirotecnia verbal revestida de calidad ética y estética tanto en su forma como en su contenido; una verdadera obra de creación literaria en la que se ensamblan, atados por el hilo argumental de los relatos, los elementos propios del realismo social y la fantasía del imaginario popular.

Esta obra literaria es un buen ejemplo de que la mitología minera tiene sus genuinos protagonistas y que la cosmovisión andina puede ser escrita y descrita a partir de las aventuras y desventuras de ese ser demoniaco creado por la imaginación de los mineros, conocido popularmente con el nombre de Tío, quien reina en las entrañas de la tierra, mimetizándose en oscuridad de las galerías, donde estableció su soberanía entre las vetas de mineral incrustadas como anguilas en las rocas de la Pachamama.

En las páginas del libro se cuenta que los mitayos de la colonia, que penetraron en los socavones para trabajar en condiciones de esclavitud, lo encontraron solitario y silencioso en los recovecos de la mina. En principio lo confundieron con el diablo de las creencias bíblicas, con sus facultades de maldad, fealdad y generadora de vicios y maleficios; pero después, al advertir que tenía actitudes más de bondad que de maldad, lo reconocieron como al Supay (Diablo), deidad ancestral del ukhupacha (mundo subterráneo), reencarnado en el Tío, protector de las riquezas minerales y los mineros, quienes, asumiendo una actitud de respeto y sumisa veneración, lo incorporaron con honda fe en su mundo familiar, rindiéndole pleitesía y bautizándole con el nombre de Tío, dios y diablo de la cosmovisión andina y la mitología minera.

Sea verdad o sea mentira, lo cierto es que los 38 relatos reunidos en Conversaciones con el Tío de Potosí, proyectándose en una dimensión de realidad y fantasía, penetran en la conciencia y sensibilidad del lector, interesado en conocer  el mundo mágico de las minas y los mineros, quienes, lejos de las tragedias descritas en la literatura del llamado realismo social, son individuos que tienen creencias y tradiciones arraigadas en las supersticiones propias de las culturas ancestrales, que aprendieron a sobrevivir a la catequización y extirpación de idolatrías.   

En el primer relato, titulado El Tío del Sumaj Orq´o, el autor nos presenta al personaje principal de la obra. Seguidamente, ambos se encierran en un cuarto apenas iluminado por una mortecina luz, para intercambiar opiniones sobre diversos temas que son de carácter pagano, religioso y científico, como si de veras los diálogos estuviesen estructurados sobre la base de argumentos válidos, ya sea para los creyentes como para los angosticos.

Los diálogos y las disputas entre el autor y el Tío son principales pilares que sostienen la estructura básica del libro, donde se lo retrata al personaje central, con sus luces y sus sombras, como si fuese un interlocutor de carne y hueso, y no un personaje mitológico creado por la fuerza y el candor de la invención popular, con varios atributos que recuerdan al príncipe de las tinieblas o al mismísimo Lucifer del infierno.

Conversaciones con el Tío de Potosí es un libro que, a lo largo de sus 328 páginas, ofrece conocimientos, entretenimiento y, lo más importante, un paseo literario por los laberintos de un personaje, mitad dios y mitad demonio, que puede moverse por doquier, con la misma destreza y sutileza de quien posee una personalidad omnipotente y poderes mágicos, capaces de envilecer a cualquiera que se deje llevar hacia el interior de la mina, hacia un tétrico submundo, donde los topos humanos explotan las rocas para hacerse de las riquezas minerales que le pertenecen a la Pachamamma, al Tío y la Chinasupay, al menos, según las tradiciones de quienes están acostumbrados a rendirles culto a los elementos mágicos y míticos, reales y ficticios, vivos y muertos de la cosmovisión andina.

Conversaciones con el Tío de Potosí es una de las obras centrales en la literatura minera escrita por el autor, que ya antes nos había sorprendido con libros como Cuentos de la mina, El laberinto del pecado y Crónicas mineras; toda una temática que no deja de fascinar a los lectores tanto dentro como fuera del país. En opinión de la crítica literaria, la narrativa de Víctor Montoya es una suerte de versión moderna de los cuentos y novelas de ámbito minero, una nueva forma de abordar, desde la perspectiva del Tío, el realismo mágico y mítico de los mineros bolivianos.