lunes, 5 de febrero de 2024
domingo, 10 de diciembre de 2023
LA SEÑORA DE LA CONQUISTA
Leer el libro Historia
verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo,
cronista de la época y compañero de expedición de Hernán Cortés, me motivó a
escribir La señora de la conquista,
En el voluminoso libro de Díaz del Castillo, que cayó en mis manos por
casualidad, encontré referencias de una esclava indígena que, tras haber sido
entregada por los caciques mayas, en calidad de obsequio, a los conquistadores
que arribaron a las costas del golfo de México, se convirtió en amante,
consejera e intérprete del conquistador. Ella fue una suerte de llave que,
gracias a su conocimiento de los idiomas náhuatl, maya y castellano, le
permitió a Cortés abrir las puertas del Imperio Azteca.
A Malinche se
la conoce también como Malinalli, Malintzin o doña Marina. Es la figura
emblemática de una epopeya en la que pasó a ser un instrumento más poderoso que
la pólvora y el caballo. Malinche fue testigo de los acontecimientos
importantes de la conquista, ya que sirvió de intérprete del prisionero
Moctezuma II en el palacio de Axayácatl; peleó al lado de los conquistadores en
la famosa batalla de la Noche Triste,
en la que los guerreros aztecas, al mando de Cuitláhuac, expulsaron a los
conquistadores de Tenochtitlán; presenció la captura y el tormento de
Cuauhtémoc, antes de que éste fuese colgado en un lejano bosque de las Hibueras
y antes de que el Imperio Azteca fuese finalmente sometido a sangre y fuego.
Desde
entonces, Hernán Cortés, capitán general de la armada, y Malinche se paseaban
por templos, plazas y calzadas, contemplando el nacimiento de una nueva urbe en
medio de la desolación y la muerte. Sobre la ciudad destruida se edificaba otra
ciudad distinta, sobre las ruinas de los antiguos templos se construían otros
templos y sobre las antiguas creencias se imponía un proceso de evangelización
para extirpar las idolatrías.
Los amantes, que a lo largo de la conquista lucharon
codo a codo, en las buenas y en las malas, bajo el sol y bajo la lluvia, se
fundieron como el anverso y reverso de una misma moneda, dispuestos a iniciar
el traumático mestizaje en las tierras de la Nueva España, que emergió del
violento encuentro entre vencedores y vencidos.
El proyecto de la novela, que nació de la inquietud de
conocer los entretelones de un hecho histórico grandioso y fascinante, como fue
la conquista del Imperio Azteca, me llevó a revisar algunos documentos de la
época, escritos por los cronistas que acompañaron a Cortés en su campaña
militar, que se inició en 1519 y culminó en 1521, hasta que por fin, mientras
leía los relatos parecidos a los que se leen en Amadís de Gaula, de Rodríguez de Montalvo, o Tirante el Blanco, de Joanot Martorell, me vi atrapado en una
maraña de datos que constituyeron la base de esta novela histórica.
Lo interesante de esta epopeya, escrita casi siempre por
hombres, era que Malinche, en su condición de esclava y mujer indígena, no fue
rescatada en su verdadera dimensión histórica debido al prejuicio patriarcal de
entonces; lo peor es que, en la visión de muchos mexicanos, ella pasó a
simbolizar a la mujer que se entregó a los conquistadores, traicionando a sus
hermanos de raza y cultura. Lo que yo quise hacer con la novela fue
reivindicarla en su condición de mujer y situarla en un proceso histórico que,
a pesar de la destrucción y la violencia encarnizada, inició el mestizaje, el
sincretismo religioso y el nacimiento de nuevas culturas en las tierras ocupadas.
La conquista fue un hecho trascendental para la Corona
española y las tropas de Hernán Cortés, quien, montado en brioso caballo y
acompañado de otros tres jinetes que formaban la vanguardia, ingresó al corazón
del Imperio Azteca, seguido por cuatrocientos españoles de a pie, resguardados
por doce de a caballo, la artillería, otro escuadrón de jinetes, los bagajes y
más de seis mil indígenas que se aliaron con los conquistadores para derrotar
al emperador Moctezuma, a quien lo consideraban su enemigo principal.
La conquista implicó un genocidio de gigantescas
proporciones y la destrucción de una de las civilizaciones precolombinas más
significativas de lo que sería el continente americano. Los supervivientes del
asedio, en medio de las masacres y el saqueo despiadado de sus riquezas,
abandonaron la ciudad de las pirámides, dejando atrás un reguero de muertos y
heridos por las armas de artillería y caballería de quienes serían los nuevos amos
en las tierras del llamado Nuevo Mundo.
En cada capítulo de la novela, estructurada sin más recursos que el arte de la palabra escrita y los datos cronológicos que proporciona la historia, se reconstruye la vida de una esclava indígena convertida en señora durante la épica empresa de conquista de la esplendorosa civilización azteca. Sin embargo, aunque en la novela se manejan hechos y personajes de la vida real, tiene un tratamiento literario donde se amalgaman la realidad y la ficción.
Por otro lado, la elaboración de La señora de la conquista me enseñó que para escribir una novela
histórica había que ser un meticuloso observador de las relaciones sociales y
un auténtico relator de los sentimientos humanos que, en mi modesta opinión,
son dos de los factores inherentes en una buena creación literaria, sobre todo,
cuando está anclada en un proceso histórico tan complicado como fue la
conquista de la civilización azteca, donde se experimentó el predominio de una
cultura sobre otra y el sometimiento de los vencidos a los valores
ético-morales de los vencedores.
La señora de la conquista, al ser una
historia que explaya la relación sentimental entre Malinche y Hernán Cortés, me
permitió explotar una temática que no siempre se refleja en las novelas
históricas. En este libro, en cambio, el amor es concreto en lugar de
platónico. Así que las escenas amorosas y eróticas aparecen descritas con una
sensualidad que está presente en varios episodios. Considero que la relación
entre un hombre y una mujer, que representan a diferentes culturas, no solo es
compleja, contradictoria y difícil, sino que aporta elementos que enriquecen
una narrativa de amor, que surge en medio del desencuentro cultural, los
fragores de la guerra, las matanzas, los saqueos y la zozobra que no duerme ni
deja de acechar a cada instante.
Aunque Malinche fue la concubina de Hernán Cortés entre 1519 y 1525, el
capitán general de la armada, que tuvo en ella su hijo mestizo Martín, la casó
con el hidalgo español Juan Jaramillo, quien, a pesar de que ella era india,
madre soltera y ex concubina de dos españoles, la aceptó como a su legítima
esposa y tuvieron una hija a la que llamaron María. Se especula que con este
enlace matrimonial, Hernán Cortés cumplió la promesa de libertad que le había
prometido a ella al inicio de la conquista, aparte de que le pagaba por sus
servicios otorgándole las encomiendas de Huilotlán y Tetiquipac –que por
herencia le correspondían– y le proporcionó una excelente posición social. No
obstante, la vida de concubinato y marital de Malinche, aunque se quedó en una
casa que Cortés le construyó en Coyoacán, muy cerca de Tenochtitlán, no tuvo un
final feliz. Fue separada de su primer hijo y, poco después de dar a luz a su
hija María, que tuvo con Juan Jaramillo, murió en la ciudad de las pirámides en
1529, víctima de la epidemia de viruela que en ese año asoló a la reciente
creada Nueva España.
Escribir la novela La señora de la conquista, desde el punto de vista literario y personal, ha significado constatar que un escritor de nacionalidad boliviana no es ajeno a los acontecimientos que atañen a la historia de México y que es capaz de abordar una temática que tuvo su epicentro en la época en que los conquistadores ibéricos andaban tras la búsqueda de nuevas tierras, que poseían las riquezas que las monarquías europeas necesitaban para su propia sobrevivencia, sus guerras de expansión territorial y el afán de establecer su dominio político, social, económico, religioso y cultural en todas sus colonias, donde se cometieron crímenes de lesa humanidad y se impuso, a nombre de Dios, el Rey y el Papa, un régimen virreinal que blandía la cruz y la espada como efectivas armas de colonización.
jueves, 9 de noviembre de 2023
HISTÓRICAS MUJERES DEL NORTE DE POTOSÍ
En los pasados días, y con motivo de celebrar un
aniversario más de la gesta libertaria de la ciudad de Potosí, que se
concretizó el 10 de noviembre de 1810, salió a luz el folleto Nortepotosinas en la historia de la mujer
boliviana, elaborado por el escritor Víctor Montoya y la bibliotecaria
Lourdes Peñaranda Morante, actual responsable del Archivo Histórico Minero de
Catavi, Regional de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL).
El folleto, publicado bajo el sello de Ediciones La Cueva del Tío, es un compendio que
registra a las mujeres que, con autoridad moral y esfuerzo tesonero,
descollaron en distintos ámbitos a nivel local, nacional e internacional, como
dignas representantes de las mujeres nacidas en las provincias de la zona norte
del departamento de Potosí.
En el preámbulo se afirma: La historia de Bolivia está llena de eventos heroicos donde las mujeres
fueron las grandes protagonistas, y las nortepotosinas, en el siglo XIX, XX y
XXI, han hecho su parte, desde las trincheras del hogar, la vida política,
sindical, económica, cultural, deportiva y la investigación científica, sin más
propósito que legitimar sus derechos en una sociedad patriarcal, que durante
siglos la negó por su condición biológica y su lugar en las esferas
sociopolíticas del país (…) Por fortuna, en la actualidad es evidente la
presencia de las mujeres en todos los estamentos del Estado, con iniciativas
que defienden los derechos de la mujer y velan por los intereses de una nación
con equidad de género, justicia social, exenta de racismo y toda forma de
discriminación. Las mujeres nortepotosinas brillan con su presencia en la
historia de la mujer boliviana. Ahí tenemos el caso de María Amelia Chopitea
Villa, la primer doctora boliviana; las escritoras Martha Mendoza Loza, Tula
Mendoza Loza, Paz Nery Nava Bohórquez, Jael Oropeza de Pérez; las compositoras
de música folklórica como Luzmila Carpio Sangüesa, Cornelia Veramendi Mamani y
Nardy Barrón; las investigadoras como Amalia Dávila de Gallardo, Carola Campos
Lora; las deportistas Paulina Medrano, Judith Quiñones, Judith Terceros y
muchas otras que, debido a razones obvias, aún no se han dado a conocer en la
vida pública, pero que, debido a su talento y su aporte significativo en el
campo de las ciencias, la tecnología, el deporte, la política y la cultura, un
buen día ocuparán, con legítimo derecho, el lugar que les corresponde en la
historia nacional (…) Esperemos que estos apuntes de nombres y datos, reunidos
en el presente folleto, además de echar más luces sobre una realidad no siempre
visibilizada por la historia oficial, sirva para ir rescatando a las mujeres
nortepotosinas que supieron contribuir al desarrollo del país con la fuerza de
su inteligencia, su honda sensibilidad, su asombrosa creatividad, su
inclaudicable lucha y su gran valor humanista.
El folleto Nortepotosinas
en la historia de la mujer boliviana (noviembre, 2023), es el inicio de un
trabajo de largo aliento, que requiere sistematizar los datos sobre la vida y obra
de quienes, acaso sin pensarlo ni proponérselo, se convirtieron en
personalidades paradigmáticas, constituyéndose en ejemplos para las jóvenes del
presente y el futuro, y en mujeres que, contraviniendo los códigos retrógrados
y conservadores, se atrevieron a tumbar los muros del sistema patriarcal y
romper con las ataduras del machismo, que no siempre supo reconocer las virtudes
de la mujer ni aceptar su ineludible presencia en los diversos contextos de la
vida nacional.
martes, 10 de octubre de 2023
AUTOR
BOLIVIANO RECONOCIDO EN PERÚ
En
el marco del 42 Encuentro Nacional e Internacional de Literatura Infantil y
Juvenil en Perú, auspiciado por la APLIJ y la Universidad Nacional Daniel
Alcides Carrión de Cerro de Pasco, el escritor Víctor Montoya fue reconocido
por la Universidad, con una Resolución Vicerrectoral Académica y una Medalla de
Honor otorgada por la comisión organizadora del Encuentro, en homenaje al
escritor pasqueño Armando Casquero Alcántara, nacido en 1923 y fallecido en
1968.
El
escritor boliviano, a tiempo de recibir la medalla, agradeció a los docentes y
estudiantes del Programa de Estudios de Comunicación y Literatura de la Universidad, con sede en la ciudad de
Oxapampa, y a los directivos de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y
Juvenil, que vienen promoviendo anualmente la producción y difusión de una de
las literaturas que, en las últimas décadas, se ha establecido como una de la
más importantes en el ámbito de las letras universales.
martes, 19 de septiembre de 2023
VÍCTOR MONTOYA INVITADO A ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ESCRITORES EN PERÚ
El
narrador boliviano participará en el XLII Encuentro Nacional e Internacional de
Literatura Infantil y Juvenil - APLIJ, en homenaje al escritor cerreño Armando
Casquero Alcántara, a realizarse en la ciudad de Oxapampa-Perú, entre el 28 y
30 de septiembre de 2023. El Encuentro está organizado por la Universidad
Nacional Armando Alcides Carrión de Cerro de Pasco, en el marco de su Programa
de Estudios de Comunicación y Literatura.
Víctor Montoya dará una conferencia sobre el libro de texto y la literatura infantil y juvenil fantástica. Al término del Encuentro, está también invitado a dictar conferencias en torno a la literatura minera para docentes y estudiantes de la Escuela de Formación Profesional de Educación Secundaria y la Facultad de Ciencias de la Educación y Literatura de la Universidad Nacional Armando Alcides Carrión, donde permanecerá hasta el 2 octubre, conforme a la invitación cursada por el Director Armando Carhuachín, el docente David Elí Salazar y el escritor Roberto Rosario Vidal.
miércoles, 30 de agosto de 2023
NUEVA EDICIÓN
DE CONVERSACIONES CON EL TÍO DE POTOSÍ
Ya se publicó
la segunda edición de Conversaciones con
el Tío de Potosí, del escritor Víctor Montoya, bajo el sello del Grupo
Editorial Kipus, que se puso a la venta en la Feria Internacional del Libro en
La Paz, el pasado mes de agosto de 2023. Se trata de una edición corregida y
aumentada, conforme a las expectativas del autor y la línea editorial de Kipus,
que no dudó en apostar, una vez más, por este libro demandado por los lectores
de todo el país, debido a que estos relatos, en los cuales el autor entabla
polémicas discusiones con el Tío de
la mina, se abordan temas tanto profanos como sagrados, en los que no están
exentos los tratados filosóficos, la sabiduría popular, los postulados
religiosos y una fuerte dosis de humor que genera encendidas sátiras
sociocultural del presente y el pasado.
El autor nos
propone una lectura atenta de los diálogos, manejándose con recursos
escriturales que deslumbran por su sencillez y precisión idiomática; una
impronta que suele definir a los escritores que se esmeran en transformar el
lenguaje coloquial, como por arte de magia, en una pirotecnia verbal revestida
de calidad ética y estética tanto en su forma como en su contenido; una
verdadera obra de creación literaria en la que se ensamblan, atados por el hilo
argumental de los relatos, los elementos propios del realismo social
y la fantasía del imaginario popular.
Esta obra literaria es un buen ejemplo de que la mitología
minera tiene sus genuinos protagonistas y que la cosmovisión andina puede ser
escrita y descrita a partir de las aventuras y desventuras de ese ser demoniaco
creado por la imaginación de los mineros, conocido popularmente con el nombre
de Tío, quien reina en las entrañas
de la tierra, mimetizándose en oscuridad de las galerías, donde estableció su
soberanía entre las vetas de mineral incrustadas como anguilas en las rocas de
la Pachamama.
En las
páginas del libro se cuenta que los mitayos de la colonia, que penetraron en
los socavones para trabajar en condiciones de esclavitud, lo encontraron
solitario y silencioso en los recovecos de la mina. En principio lo
confundieron con el diablo de las creencias bíblicas, con sus facultades de
maldad, fealdad y generadora de vicios y maleficios; pero después, al advertir
que tenía actitudes más de bondad que de maldad, lo reconocieron como al Supay (Diablo), deidad ancestral del ukhupacha (mundo subterráneo),
reencarnado en el Tío, protector de
las riquezas minerales y los mineros, quienes, asumiendo una actitud de respeto
y sumisa veneración, lo incorporaron con honda fe en su mundo familiar, rindiéndole
pleitesía y bautizándole con el nombre de Tío,
dios y diablo de la cosmovisión andina y la mitología minera.
Sea verdad o
sea mentira, lo cierto es que los 38 relatos reunidos en Conversaciones con el Tío de Potosí, proyectándose en una dimensión
de realidad y fantasía, penetran en la conciencia y sensibilidad del lector,
interesado en conocer el mundo mágico de
las minas y los mineros, quienes, lejos de las tragedias descritas en la
literatura del llamado realismo social,
son individuos que tienen creencias y tradiciones arraigadas en las
supersticiones propias de las culturas ancestrales, que aprendieron a
sobrevivir a la catequización y extirpación de idolatrías.
En el primer
relato, titulado El Tío del Sumaj Orq´o,
el autor nos presenta al personaje principal de la obra. Seguidamente, ambos se
encierran en un cuarto apenas iluminado por una mortecina luz, para
intercambiar opiniones sobre diversos temas que son de carácter pagano,
religioso y científico, como si de veras los diálogos estuviesen estructurados
sobre la base de argumentos válidos, ya sea para los creyentes como para los
angosticos.
Los diálogos y las disputas entre el autor y el Tío son principales pilares que sostienen la estructura básica del libro, donde se lo retrata al personaje central, con sus luces y sus sombras, como si fuese un interlocutor de carne y hueso, y no un personaje mitológico creado por la fuerza y el candor de la invención popular, con varios atributos que recuerdan al príncipe de las tinieblas o al mismísimo Lucifer del infierno.
Conversaciones con el Tío de Potosí es un libro que, a lo largo de sus 328
páginas, ofrece conocimientos, entretenimiento y, lo más importante, un paseo
literario por los laberintos de un personaje, mitad dios y mitad demonio, que
puede moverse por doquier, con la misma destreza y sutileza de quien posee una
personalidad omnipotente y poderes mágicos, capaces de envilecer a cualquiera
que se deje llevar hacia el interior de la mina, hacia un tétrico submundo,
donde los topos humanos explotan las rocas para hacerse de las riquezas
minerales que le pertenecen a la Pachamamma, al Tío y la Chinasupay, al
menos, según las tradiciones de quienes están acostumbrados a rendirles culto a
los elementos mágicos y míticos, reales y ficticios, vivos y muertos de la
cosmovisión andina.
Conversaciones con el Tío de Potosí es una de las obras centrales en la
literatura minera escrita por el autor, que ya antes nos había sorprendido con
libros como Cuentos de la mina, El
laberinto del pecado y Crónicas
mineras; toda una temática que no deja de fascinar a los lectores tanto
dentro como fuera del país. En opinión de la crítica literaria, la narrativa de
Víctor Montoya es una suerte de versión moderna de los cuentos y novelas de
ámbito minero, una nueva forma de abordar, desde la perspectiva del Tío, el realismo mágico y mítico de los
mineros bolivianos.
miércoles, 26 de julio de 2023
FILEMÓN ESCÓBAR EN LA MEMORIA
El folleto La importancia
de llamarse Filippo, parte integrante de una serie que está siendo
publicada por Ediciones La Cueva del Tío,
recoge el testimonio personal del autor, quien conoció al líder e ideólogo
minero, Filemón Escóbar, desde su más tierna infancia, desde cuando vivía en las
poblaciones de Llallagua y Siglo XX; escenarios donde la clase obrera
experimentó triunfos y derrotas en sus históricos enfrentamientos contra las
tropas armadas de los gobiernos de la oligarquía minero-feudal y las dictaduras
militares.
Filemón Escóbar, más conocido como Filippo en el entorno familiar y
cotidiano, fue un destacado dirigente sindical e ideólogo boliviano, cuyas
concepciones políticas causaban polémicas y eran motivos de controversias, una
constante que marcó su vida pública y lo puso siempre en el ojo del huracán.
Era dueño de una inteligencia natural y de un bagaje
cultural que lo convirtió en un verdadero intelectual
obrero, capaz de batirse, de igual a igual, con los pensadores más
prominentes del ámbito cultural y político boliviano. En su ardua lucha en defensa de los derechos
laborales y sindicales de los obreros, destacó desde su juventud en el
sindicato de trabajadores de Siglo XX. Ejerció como dirigente de la Federación
Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y de la Central Obrera
Boliviana (COB).
En 1986, mientras era secretario general del sindicato
Mixto de Trabajadores de Catavi, redactó la Tesis
de Catavi, cuyo argumento central era oponerse al Decreto 21060 y la relocalización, y crear un Plan de
Emergencia para la rehabilitación de COMIBOL y la diversificación de la
producción. El documento fue aprobado primero por el sindicato de Catavi y
posteriormente, como documento oficial de los trabajadores bolivianos, en el
XXI Congreso Nacional Minero, realizado en la ciudad de Oruro, entre el 12 y 19
de mayo de 1986. Poco después, con los argumentos de esta tesis se realizó la Marcha por la Vida durante el gobierno
proimperialista y neoliberal de Víctor Paz Estenssoro.
En su dilatada actividad política y sindical, elogiada
por unos y criticada por otros, ocupó un escaño en la Cámara de Diputados entre
1989 y 1993. Asimismo, en el periodo legislativo 2002-2003, ocupó la
vicepresidencia del Senado, cuando ocupaba la secretaría general del Movimiento
Al Socialismo (MAS), partido que fundó junto a las federaciones de cocaleros
del Chapare y del que fue expulsado por diferencias políticas e ideológicas.
Escribió varios libros, desde Testimonio de un militante obrero (1984) hasta Semblanzas (2014), motivado por la necesidad de transmitir, con su
puño y letra, sus experiencias vividas y sufridas, y sin más esperanzas que
dejar un testimonio aleccionador para los luchadores sociales del presente y el
futuro.
El 21 de agosto de 2023, en homenaje a su legado
político y sindical, y en coordinación con la subalcaldía de Catavi, se le
erigirá un monumento cerca de los predios del sindicato de trabajadores de este
distrito, donde se estructuró la empresa minera más importante del mundo, desde
que Simón I. Patiño adquirió, en 1924, las propiedades del consorcio chileno
que explotaba estaño en la montaña de Llallagua; en las pampas de este mismo
distrito se ejecutó la masacre de 1942 y se firmó el Decreto de la
Nacionalización de las Minas el 31 de octubre de 1952.
El folleto La importancia de llamarse Filippo está ilustrado con fotografías de Filemón Escóbar, captadas en distintas etapas de su vida política y sindical, pero también de su vida pública y familiar. El texto, que es una suerte de crónica periodística, fue escrito después de su deceso, acaecido en la ciudad de Cochabamba, a causa de un cáncer de pulmón, el 6 de junio de 2017.
miércoles, 19 de julio de 2023
BREVE SEMBLANZA DE EDGAR HURACÁN RAMÍREZ
Edgar Huracán
Ramírez, sin lugar a dudas, fue uno de los dirigentes más emblemáticos del
movimiento obrero boliviano, el último de una generación de líderes que marcó
historia en los anales del sindicalismo revolucionario, donde Edgar Huracán Ramírez descolló con luces
propias, como si hubiese nacido con suficiente vocación para defender los
intereses de los trabajadores, que eran los principales sujetos de su vida y
sus ideales.
El folleto refleja apenas un apéndice de su larga
trayectoria, contemplada desde la perspectiva del autor, quien tuvo la fortuna
de haberlo conocido en persona y haber compartido con él algunas testeras,
donde se abordaron temas políticos, literarios y culturales, desde la perspectiva
de los explotados, marginados y ninguneados.
Este valeroso dirigente minero, de firme personalidad
y convincente discurso, fue un estudioso de la realidad nacional, un
concienzudo analista político y un auténtico archivista, que se ganó el aprecio
de quienes tuvieron el privilegio de haberlo conocido en la cotidiana praxis.
Algunos incluso lo consideraban el héroe
de la archivística boliviana, con reconocimientos tanto nacionales como
internacionales.
Edgar Huracán
Ramírez se constituyó en un inevitable referente en la política y el
sindicalismo nacionales, debido a que sus aportes bibliográficos, basados en
sus experiencias vividas en carne propia, se trocaron en útiles instrumentos en
manos de los trabajadores empeñados en forjar un país más justo, libre y
democrático.
La vida y obra de Edgar Huracán Ramírez son dignos ejemplos para ser imitados por los
nuevos y jóvenes dirigentes de los sindicatos, de la Central Obrera Boliviana y
de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, no solo porque él
confiaba en la fuerza combativa de la juventud, sino también porque sabía que
el destino del país estaba en sus manos.
El presente folleto, publicado en Edición La Cueva del Tío, es la más recientes propuesta del
escritor Víctor Montoya, quien, con más o menos aciertos, intenta contribuir en
el apasionante rescate de la memoria histórica de los trabajadores del subsuelo
boliviano.
viernes, 14 de abril de 2023
LA
TEMÁTICA MINERA EN LA OBRA LITERARIA DE VÍCTOR MONTOYA
El
connotado escritor boliviano, celebrando el Día del Libro y del Derecho de
Autor, dictará una magistral conferencia sobre los orígenes y proyecciones de
su creación literaria vinculada a la realidad mágica y mítica del mundo minero.
La
conferencia se realizará el jueves 20 de abril de 2023, a Hrs: 15:00, en el
auditorio de la Carrera de Odontología de la Universidad Nacional Siglo XX, ubicada a un costado de la
Plaza del Minero del distrito de Siglo XX.
jueves, 16 de febrero de 2023
LAS REVELACIONES DEL TÍO EN CUENTOS DE LA MINA
Acaba de publicarse la segunda edición de Cuentos de la mina (Ed. Kipus, 2018),
del escritor Víctor Montoya, con treinta y cinco cuentos de variada extensión y
algunas fotografías que muestran la imagen del Tío de la mina, cuya estatuilla
fue modelada por los propios trabajadores en los parajes donde acuden a pijchar o acullicar.
En Cuentos de la
mina, escritos desde la visión del realismo fantástico, se recrean los
mitos y leyendas que giran en torno al Tío; un ser mitológico de carácter
ambiguo, mitad dios y mitad demonio, que simboliza el sincretismo religioso
desde la época de la colonia.
Víctor Montoya hace gala de las creencias y
supersticiones que reinan en la cosmovisión andina, donde sobreviven los ritos,
usos y costumbres de las culturas originarias. En los cuentos se retrata la
vida cotidiana de los mineros; sus luchas, tragedias y esperanzas, pero también
sus tradiciones vinculadas al realismo fantástico y las consejas
pagano-religiosas, donde el Tío de la mina está considerado como el guardián de
las riquezas minerales y el amo de los trabajadores del subsuelo.
Su amante, la Chinasupay
(diablesa), posee un fuerte atractivo erótico en el imaginario popular, aparece
y desaparece misteriosamente en los sueños y las pesadillas de los mineros,
quienes la temen tanto como al mismísimo Tío. Algunos incluso creen que la Chinasupay es la encarnación del Tío
que, a modo de poner a prueba su poder de atracción sexual, se transforma en
una mujer capaz de envilecer a los mineros solitarios y desprevenidos.
El Tío es el protagonista principal en Cuentos de la mina. El autor, desde un
principio, intenta responder la siguiente pregunta: ¿Por qué el diablo se llamó Tío? La explicación, narrada de una
manera sorprendente y lúcida, la encontramos a lo largo del libro, donde se
afirma que el Tío, en su estado demoníaco, hace suya a una chola de buen
parecer, en quien engendra a un hijo que nace con el aspecto de iguana.
Entonces el poder eclesiástico, al constatar que la criatura no es la hechura
de Dios sino del diablo, condena a la madre y al hijo a perder la vida en una
hoguera. Es por eso que el diablo, según se relata en el libro, actúa en
venganza propia y causa estragos entre los pobladores, hasta que los mineros le
suplican perdón por el asesinato de su legítimo heredero. El diablo recapacita,
hace reaparecer los minerales en las galerías y decide llamarse Tío, a quien
los mineros, como en una suerte de pacto, deben rendirle pleitesía ofrendándole
sangre de llama blanca, hojas de coca, cigarrillos y aguardiente.
La segunda edición, aumentado y corregida, obedece al gran interés de los lectores por interiorizarse en el fascinante mundo de las minas, que es el hábitat natural de ese personaje sobrenatural venerado por los mineros, quienes trabajan en las oscuras galerías, sin otra ilusión que ganarse el pan del día y salir con vida de las tenebrosas entrañas de la Pachamama.
El libro, desde que se publicó por vez primera en
Suecia (Ed. Luciérnaga, 2000), despertó un inusitado interés entre los lectores
nacionales y extranjeros. Se ha traducido a varios idiomas y ha sido
ampliamente comentado por la crítica literaria. En la contratapa de la segunda
edición de Cuentos de la mina, a
cargo del Grupo Editorial Kipus, se incluyen algunos comentarios destacando la
temática del libro y la capacidad narrativa del autor.
En palabras del historiador y escritor argentino
Fernando Soto Roland, el maravilloso
libro de Víctor Montoya, ‘Cuentos de la mina’, aclara desde la literatura todo
aquello que los historiadores no podemos captar con la sencillez e inmediatez
que es tan propia de los escritores de raza. Y Montoya ha probado sobradamente
que lo es. En su obra, sin teorías venidas de otros oficios, el autor recrea
con naturalidad el imaginario del minero boliviano a través de una serie de
cuentos en donde quedan plasmadas las desdichas y esperanzas de ese colectivo
humano utilizando como marco de encuadre a uno de los personajes más
emblemáticos del sincretismo americano: ‘El Tío de la Mina’, dueño sobrenatural
y soberano absoluto de la oscuridad y sus riquezas.
El escritor uruguayo Leonardo Rossiello, al cabo de
leer el libro en su primera versión, no dudó en aseverar que leer ‘Cuentos de la mina’ significa
sumergirse en el mundo sincrético de las creencias mineras de Bolivia. Los
textos, como si fueran galerías de una mina, se van adentrando en las
diferentes actualizaciones del sincretismo cultural que supone la figura y
leyenda del ‘Tío’, así como su significación para los mineros.
No es menos interesante la opinión del poeta e
investigador orureño Alberto Guerra Gutiérrez, quien, como todo conocedor del
folklore nacional, los mitos y las leyendas mineras, afirmó en su comentario: Este libro es el fiel reflejo del
pensamiento, los sentimientos, usos y costumbres que caracterizan a las
poblaciones mineras bolivianas y su entorno físico andino, ya que los hechos en
él relatados, se desarrollan en los centros mineros de Siglo XX, Potosí y
Oruro, en cuanto a las manifestaciones mitológicas y legendarias que dan origen
a acontecimientos culturales de extraordinaria magnitud, como el Carnaval de
Oruro y los ritos litúrgicos propios de una religión ecléctica que rige en
América desde el desenlace de la dominación española.
Para el escritor Alfonso Gumucio Dagron, que entró en contacto con el mundo minero como fotógrafo y documentalista, no cabe duda que Víctor Montoya rescata prolijamente las tradiciones y leyendas de la mina y se convierte en un cronista del mundo fantástico que emerge del socavón. Sus relatos son metáforas sobre la existencia fantasmal que se atribuye a los mineros más empobrecidos, muertos en vida por la silicosis y la ausencia de horizonte. Sin haber tenido la vivencia de penetrar en la mina es difícil describir con tanta propiedad esa sensación de ahogo, de oscuridad absoluta y de humedad sexual que se respira en los socavones.
Los comentarios citados líneas arriba, con
apreciaciones analizadas desde distintos ángulos, coinciden en señalar que el
libro, que aborda una temática propia de la nación boliviana, es un valioso
aporte a la literatura de ambiente minero que, desde la publicación de En las tierras del Potosí (1911), de
Jaime Mendoza, conforma una vertiente importante en el contexto de las letras nacionales.
La literatura minera, con autores como Víctor Montoya,
no solo ha ganado un espacio preponderante a lo largo del siglo XX, sino que se
ha consolidado entre los lectores nacionales y extranjeros, quienes buscan una
literatura que surja desde las mismas entrañas de la tierra, contándonos las
tragedias y esperanzas de los mineros, pero también revelándonos el mundo
mágico y mítico de la cosmovisión andina, donde el Tío de la mina, personaje
ambiguo entre lo sagrado y lo profano, es venerado como el protector de las
familias mineras y como el amo indiscutible de las riquezas minerales.
Víctor Montoya, con su libro Cuentos de la mina, se sitúa entre los autores de la segunda mitad
del siglo XX, que transitaron de la literatura del realismo social, en la que se proyectaron las luchas de
reivindicación socioeconómica de los trabajadores, hacia la literatura del realismo fantástico, que se ocupa de
recuperar los mitos, leyendas y relatos que, casi en su integridad, giraban en
torno a la figura del Tío de la mina.
Con Cuentos de
la mina queda confirmado que el mundo minero sigue siendo una fuente
inagotable de inspiración para los autores nacionales y una de las canteras que
mejor se presta para construir una genuina obra literaria, que apasione a los
lectores interesados en conocer las tragedias y maravillas atrapadas entre las
altas montañas de los Andes, donde las galerías de una mina cuentan sus propias
historias forjadas de realidad y fantasía.
miércoles, 28 de diciembre de 2022
CATAVI EN LA MEMORIA
El escritor Víctor Montoya, con motivo de
recordar los 80 años de la masacre minera ejecutada en los Campos de María
Barzola, el 21 de diciembre de 1942, publicó el folleto Catavi en la memoria, a
partir de sus recuerdos de infancia y adolescencia, y a la luz de los datos
históricos que incriminan a los directos responsables de ese crimen de lesa
humanidad, quienes actuaron obedeciendo las órdenes de los jerarcas de la
Empresa Patiño Mines y las Fuerzas
Armadas al servicio de la oligarquía minero-feudal.
La población de Catavi, centro
administrativo de la empresa minera de Simón I. Patiño en el pasado siglo y
submunicipio del Gobierno Autónomo Municipal de Llallagua en la actualidad,
tiene su propia historia desde que se introdujo en estas tierras la más
avanzada tecnología para la prospección, explotación e industrialización
minera.
Esta crónica, narrada desde la perspectiva
del autor, es una suerte de reconstrucción del pasado a partir de los recuerdos
aferrados en la memoria, con todas sus luces y sus sombras, pero enfocado
siempre en contemplar los recovecos de una población que, durante la época
conocida como la Era del Estaño, tuvo
sus enormes resonancias económicas, políticas, sociales y culturales a nivel
mundial.
Catavi en la memoria es un texto destinado a los lectores interesados en conocer algo más
sobre el legado patrimonial de una población tradicionalmente minera, cuyas
grandezas y miserias, lejos de permitir que se pierdan entre los polvos del
olvido, deben ser rescatadas en su verdadera dimensión, con el propósito de
perpetuarlas en los anales de la historia nacional.
domingo, 18 de septiembre de 2022
PRESENTACIÓN
DE LA NARRATIVA MINERA DE PERÚ Y BOLIVIA
El
Archivo Histórico de la Minería Nacional de la Comibol/Regional Catavi y
la Dirección General de Extensión de la Universidad Nacional Siglo XX, en el marco de la Feria
Nacional del Libro del Municipio de Llallagua, a desarrollarse del 20 al 23 de
septiembre, invitan a la
presentación de la antología:
LA NARRATIVA MINERA PERUANO-BOLIVIANA
De los escritores Víctor Montoya y Roberto Rosario V.
El
evento se realizará el 21 de septiembre, a Hrs.15:00, en el Salón de Eventos Académicos
de la Universidad Nacional Siglo XX,
ubicado en la Plaza 6 de Agosto de la ciudad de Llallagua.
La
presentación y los comentarios estarán a cargo de:
Lourdes
Peñaranda Morante, responsable del Archivo Histórico Minero de Catavi.
Félix
Tórrez Miranda, director de Radio Pio XII
de Siglo XX.
Víctor
Montoya, coautor de la antología.
Los
organizadores agradecen de antemano por su gentil asistencia.
miércoles, 13 de julio de 2022
NUEVO RECONOCIMIENTO PARA EL ESCRITOR
VÍCTOR MONTOYA
El pasado lunes 17 de julio, en el
marco del XXVI aniversario de fundación de la sub alcaldía del distrito de
Siglo XX, fue reconocida la labor literaria de Víctor Montoya, cuya obra está
dedicada al rescate de la historia, mitos, relatos y leyendas de esta población
minera, conocida en la pasada centuria como “el laboratorio de la revolución
boliviana”.
El acto de reconocimiento se llevó a
cabo en una sesión de honor y ante la presencia de los dirigentes de la
Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE), autoridades ediles, representantes de
la Universidad Nacional “Siglo XX”, el Archivo Histórico Minero de Catavi y
diversas instituciones culturales y políticas de la ciudad de Llallagua.
Adalid Jorge Aguilar, alcalde del
Gobierno Autónomo Municipal, hizo la entrega del reconocimiento en medio de un
voto de aplausos y palabras que destacaron el significativo aporte del escritor
al conocimiento de los valores históricos, políticos y culturales de una de las
principales poblaciones mineras del norte de Potosí.
Víctor Montoya, autor de más de una
veintena de libros, se sintió honrado por el reconocimiento y agradeció a la
sub alcaldía por haberlo convocado a la sesión de honor en su XXVI aniversario
de fundación.
sábado, 18 de junio de 2022
PRESENTACIÓN DE LIBRO Y CONVERSATORIO EN TORNO A LA MASACRE MINERA DE SAN JUAN
La masacre minera de San Juan, acaecida en la madrugada del 24 de junio de 1967, fue perpetrada por la dictadura militar de René Barrientos Ortuño, quien, sometido a los intereses de la CIA y el gobierno norteamericano, ordenó intervenir militarmente las poblaciones mineras del norte de Potosí, con la finalidad de evitar la realización del ampliado nacional minero en el distrito de Siglo XX, que debía iniciarse una vez concluida la tradicional fiesta de la noche de San Juan.
El gobierno pro-imperialista tenía la información de que los mineros de Catavi, Siglo XX y Huanuni tenían vínculos con la guerrilla que estalló en las montañas de Ñancahuazú, al sudeste del país, y que el ampliado nacional minero tenía el propósito no solo de elaborar un pliego de peticiones socioeconómicas, sino también asumir medidas de apoyo moral y material a la gesta armada del comandante Ernesto Che Guevara.
Las tropas del ejército tomaron por sorpresa las calles y dispararon a mansalva contra las familias mineras, que en principio confundieron los disparos de las armas de fuego con los cohetillos y cachorros de dinamita que, como parte de la festividad, se usaban en la noche de San Juan. En aproximadamente tres horas, y cuando las menguantes fogatas se consumían en cenizas, la masacre estaba consumada, con un reguero de muertos y heridos en la población civil de Llallagua y los campamentos mineros de Siglo XX.
El escritor Víctor Montoya, que fue uno de los testigos de esa trágica noche que empezó siendo una fiesta y terminó siendo una masacre, compiló poemas y textos que abordan ese tema que se escribió con sangre en la historia del movimiento obrero boliviano. El libro, titulado La masacre de San Juan en verso y presa, será presentado en la ciudad de El Alto, auspiciado por el Grupo Cultural ALBOR, el jueves 23, a Hrs. 18:00, en el Centro Albor (Zona Villa Tejada Rectangular, Av. Cívica No. 517, Plaza Obelisco) y en la ciudad de La Paz, auspiciado por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, el viernes 24, a Hrs. 10:00 a.m., en la Sala 2 del Centro de la Revolución Cultural (ex Estación Central).
sábado, 5 de marzo de 2022
MONTOYA Y EL CLUB DEL LIBRO GESTA
BÁRBARA 1918
Durante la presentación de la
antología La narrativa minera peruano-boliviana, en la Sala de
Conferencias de la Casa Nacional de Moneda en Potosí, tres miembros del Club
del Libro Gesta Bárbara 1918, compuesto por Cledy Ruiz, Blanca Acebey y
Cristina Rodrigo, felicitaron al autor del libro, Víctor Montoya, por difundir
la literatura minera de Bolivia, que tuvo sus orígenes en la obra del potosino
Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela. Además, a nombre de todos los participantes
activos en el Club del Libro Gesta Bárbara 1918, le entregaron un ramo
de flores, como símbolo del aprecio y reconocimiento a la profusa labor del
escritor, quien cuenta con fieles lectores en la ciudad mundialmente conocida
como la Villa Imperial de Potosí.
martes, 15 de febrero de 2022
PRESENTAN ANTOLOGÍA DE NARRATIVA MINERA EN LA CASA NACIONAL DE MONEDA EN POTOSÍ
El jueves 17 de febrero, a horas 10:30 a.m., se
presentará la antología La narrativa minera peruano-boliviana, en
la Sala de Conferencias Gesta Bárbara de la Casa Nacional de Moneda.
Los autores de la antología, Víctor Montoya y Roberto
Rosario Vidal, aunaron esfuerzos para reunir a los mejores narradores de la
literatura minera tanto de Bolivia como del Perú, con el único propósito de
ofrecer a los lectores una obra que compendiara las luchas, triunfos y
tragedias de la clase obrera, pero también los mitos y las leyendas concernientes
al realismo mágico del mundo minero.
Los expositores serán:
Cristóbal Corso Cruz. Escritor,
pintor y músico. Presidente de la
Sociedad Geográfica y de Historia Potosí.
Blanca Acebey Ramos. Presidenta
del Club del Libro “Gesta Bárbara 1918”.
Las palabas de bienvenida estarán a cargo de Benjamín Condori, Director de la Casa Nacional de Moneda.
jueves, 16 de diciembre de 2021
INVITAN A LA PRESENTACIÓN DE LA ANTOLOGÍA NARRATIVA MINERA PERUANO-BOLIVIANA
El
evento se realizará el próximo 21 de diciembre, Día
del Trabajador Minero Boliviano, en el Auditorio del Archivo Histórico de la
Minería Nacional.
La antología, publicada bajo el sello del Grupo Editorial Kipus, está a la venta en sus sucursales distribuidas a nivel nacional, en las Ferias de Libros y librerías oficiales a nivel internacional. Se puede también adquirir por medio de la página oficial: www.editorialkipus.com o escribiendo al E-mail: ventas@editorialkipus.com
viernes, 12 de noviembre de 2021
HOMENAJE
PÓSTUMO AL PINTOR ENRIQUE ARNAL
El Archivo Histórico Minero de Catavi, en el marco de sus
actividades dedicadas al rescate de los documentos patrimoniales y las
tradiciones culturales del movimiento obrero boliviano, publica periódicamente
la Serie de Literatura Minera, cuyos Nros. 20 y 21 constituyen un homenaje
póstumo al artista plástico Enrique Arnal Velasco (1932 - 2016), nacido en la
población de Catavi, al norte del departamento de Potosí.
El Nro. 20, que reúne una serie de textos en torno a la fabulosa historia del Cóndor Martín, está ilustrado con las magistrales pinturas de Enrique Arnal, quien conoció en su infancia al majestuoso rey de la cordillera de Los Andes.
El Nro. 21 de la Serie de Literatura Minera es una breve presentación biográfica del pintor cataveño, considerado por la crítica especializada como uno de los artistas plásticos más representativos del siglo XX, tanto a nivel nacional como internacional.
Las dos publicaciones, elaboradas por el escritor Víctor Montoya, serán presentadas el viernes 19 de noviembre, a Hrs. 10:00 a.m., en los ambientes del Archivo Histórico Minero de Catavi, Avenida Bolívar, No. 101, Zona Central del Distrito Catavi.
El homenaje póstumo al pintor Enrique Arnal Velasco, según informó la responsable del Archivo, Lourdes Peñaranda Morante, contará con la presencia de la viuda del artista, Nina Tamayo de Arnal, los promotores de cultura y turismo, las autoridades del gobierno autónomo municipal y los profesores de Artes Plásticas de las unidades educativas de Llallagua, Catavi y Siglo XX.
El evento será coauspiciado por la Fundación Enrique Arnal, cuya sede, dirigida por su hijo Matías Arnal, está ubicada en la ciudad de Washington, Estados Unidos.
lunes, 18 de octubre de 2021
PROFESORES RECONOCEN LA LABOR DE VÍCTOR MONTOYA
En la presentación del libro “15 precursores de la literatura infantil y juvenil boliviana”, realizada en el “Salón Rojo” de la Honorable Municipalidad de Llallagua, el miércoles 13 de octubre 2021, el escritor Víctor Montoya, miembro de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil, fue reconocido por la Asociación de Profesores de Lenguaje y Literatura “por enaltecer al Municipio de Llallagua con sus grandes y significativas producciones literarias, por su vocación, entrega y dedicación”.
La presidente de la Asociación, Gricelda Martínez Serrano, destacó las contribuciones del escritor en el ámbito de la educación y creación literaria, y la Prof. Norma Silva, de la Unidad Educativa “Primero de Mayo”, le entregó una plaqueta confiriéndole el reconocimiento a nombre de sus colegas y los estudiantes de secundaria de Llallagua, Catavi y Siglo XX.
El escritor Víctor Montoya, que pasó su infancia y adolescencia en esa población minera del norte de Potosí, agradeció con efusivas palabras el inesperado acto de reconocimiento ante una nutrida presencia de profesores, estudiantes y público en general.
domingo, 17 de octubre de 2021
UNA ANTOLOGÍA SOBRE MINAS Y MINEROS
El 14 de octubre se presentó la antología La
narrativa minera peruano-boliviana, en el marco de la XIV Feria
Internacional del Libro de Cochabamba. La antología, publicada bajo el sello
del Grupo Editorial Kipus, está a la venta en sus sucursales distribuidas a
nivel nacional, en las Ferias de Libros y librerías oficiales a nivel
internacional. Se puede también adquirir por medio de la página oficial: www.editorialkipus.com o
escribiendo al E-mail: ventas@editorialkipus.com
La antología de la narrativa minera de dos países
hermanos, que comparten una misma historia y un mismo destino, marca un hito
sin precedentes en el contexto de la literatura hispanoamericana. Los
compiladores, Roberto Rosario Vidal (Lima, 1948) y Víctor Montoya (La Paz,
1958), reconocidos escritores de cuentos y novelas de ambiente minero,
conjugaron esfuerzos para elaborar un libro compartido, con el único propósito
de registrar en sus páginas la mejor producción narrativa de todos los tiempos.
En el libro se reúne a más de treinta autores de
ambas nacionalidades, con textos que sorprenden y maravillan por su calidad
ética y estética. Se trata de una antología que, a tiempo de rescatar una
temática de profundos valores humanos y dramáticas realidades, promete una
lectura amena, llena de historias que reflejan la despiadada explotación de los
trabajadores del subsuelo y el contubernio entre los gobiernos de turno y los
consorcios trasnacionales, que aplicaron desde un principio una política
económica extractivista de los recursos naturales, con el afán de acumular
fortunas a cambio de pobreza.
La literatura minera, al margen de reflejar la
dantesca realidad de los indígenas convertidos en mitayos para trabajar en los
yacimientos de plata en condiciones infrahumanas, es una denuncia de la
dramática realidad de los proletarios modernos, insertos en el engranaje del
sistema de producción capitalista, donde su vida comienza con los accidentes
laborales por falta de seguridad industrial y termina con enfermedades crónicas
como la tuberculosis y silicosis.
En varios de los textos, meticulosamente seleccionados
e incluidos en las páginas de La narrativa minera peruano-boliviana,
se describe la maquinaria demoledora del sistema capitalista, que irrumpió en
la cordillera andina a mediados del siglo XIX, ya en su fase de descomposición
imperialista, sin sospechar que pronto se estructuraría un proletariado revolucionario,
organizándose en mutuales y sindicatos, capaces de reclamar los legítimos
derechos de sus afiliados, dispuestos a enfrentarse a las clases dominantes por
medio de marchas, huelgas y acciones directas de masas.
La presente antología es un rico mosaico del mundo
minero, donde no está ausente el pensamiento mágico y mítico de la cosmovisión
andina, un elemento inherente a la narrativa minera, que recrea, con todo su
esplendor, las creencias, mitos, leyendas y supersticiones de las culturas
nativas.
El lector encontrará en los textos, escritos con
vigorosa prosa y poderosa fuerza argumental, un entrecruce entre lo real y lo
fantástico, donde se percibe una línea discursiva moviéndose sobre dos
andamiajes que corresponden, por un lado, al realismo social de los mineros y,
por el otro, al universo mágico-mitológico de las culturas ancestrales.
En varios de los cuentos, relatos y fragmentos de
novelas, los escritores bolivianos y peruanos rescatan la mitología minera a
partir del sincretismo religioso entre lo profano y lo sagrado, entre el
paganismo precolombino y la religión católica, que da origen a personajes
omnipresentes que cobran vida en la oscuridad de las galerías, como el Chinchilico
o el Muki en Perú y el Tío de la mina en Bolivia. Estas deidades,
que procuran el bien o el mal, dependiendo del trato que se les dispense al
entrar y al salir de la mina, conviven en la imaginación de los mineros como si
de veras existieran en la realidad.
El Tío, por citar un caso, es un personaje
ambiguo, mitad dios y mitad diablo. Los mineros moldean su imagen de barro y
roca mineralizada, con características mitad humanas y mitad demoniacas, pero
cuyo atributo que mejor lo caracteriza es su miembro viril de dimensiones
asombrosas que, según la concepción minera, es para fecundar a la Pachamama y
copular con la Vieja o Chinasupay (diablesa), pero también para
perforar las rocas como si fuese un taladro de grueso calibre; un culto fálico
que está fuertemente arraigado en el imaginario de los mineros, quienes le
rinden pleitesía ofrendándole coca, alcohol y cigarrillos, considerándolo el
único dueño de las riquezas minerales del subsuelo y el amo absoluto de los
trabajadores que se internan en su reino, sin saber si volverán a salir con
vida a la luz del día.
Los autores seleccionados, asumiendo un compromiso
político y social, trasuntan una temática en la cual aparece retratada la
belleza telúrica del altiplano, con sus helados vientos y sus agrestes cumbres,
pero también la miserable vida de las familias mineras, cuyas luchas sindicales
están salpicadas de memorables huelgas y sangrientas masacres protagonizadas
por los enemigos de la clase obrera. No pocos de los autores, sin perder su
condición de creadores de obras literarias de alto valor testimonial, histórico
y escritural, hacen un llamado vehemente a la toma de conciencia sobre la
dramática realidad de la industria minera, donde las condiciones de vida y
trabajo son lamentables, debido a la inseguridad laboral y el miserable salario
que no alcanza para llenar la canasta familiar.
La antología La narrativa minera
peruano-boliviana, además de constituirse en un significativo aporte a
las letras hispanoamericanas, es un regio ejemplo de una colaboración bilateral
en torno a una de las literaturas más explosivas del continente americano, cuyo
texto y contexto destilan tragedias y esperanzas a través de los pulmones de
los mineros peruanos y bolivianos.