sábado, 3 de agosto de 2024

MICROTEXTOS III

Un clavo saca otro clavo

El día que el amor se le escapó de las manos, como el agua entre los dedos, lloró sin consuelo, se rasgó las vestiduras y se arrancó los pelos de cuajo. Al cabo de un tiempo, superada la desilusión del alma y curadas las heridas del corazón, se metió en el mar y se bañó en la espuma de las olas, hasta que volvió a renacer y volvió a creer en el amor, porque cuando un hombre se va, otro ocupa su lugar, como si un clavo sacara otro clavo.

El Tío en mi vida y obra

El Tío de la mina se metió sigilosamente en mi obra literaria, como un personaje de contrabando, dispuesto a amargarme la vida.

¿Por qué te metiste en mi obra? –le pregunté intrigado–. ¿Para joderme la vida?

Me miró sonriente, enseñándome los colmillo y la lengua viperina. Encendió los ojos como focos de fuego y contestó enérgico:

–¡No fue para joderte la vida, sino para joderte la obra!

La amada

Todas las noches, como recién salida de la más pura niebla, estaba siempre cariñosa y fresca, como recién bañada por el rocío del alba.

La bruja y el parroquiano

La joven bruja, después de haber volado toda la noche, aterrizó en la puerta de una cantina, se desmontó de la escoba, se acercó a un parroquiano, que apenas podía sostenerse de pie, lo agarró por las solapas y lo suspendió en el aire como a un estropajo.

–Ahora vienes conmigo –le dijo con voz de miel.

–¿Y por qué yo? –preguntó muerto de miedo.

–Porque quiero que lo conozcas a mi amo.

–¿Al Diablo?

–Sí –contestó–, al que te da de beber a cambio de comerte el alma.

El parroquiano tocó el suelo con la punta de los zapatos y lloró desconsoladamente, porque solo llorando podía salvarse del castigo del Diablo y no volver a caer en las garras del alcohol.

Enloquecer por amor

Los hombres saben que una cosa es enloquecer por el amor de una mujer y otra muy distinta enloquecer por el desamor de alguien de sentimientos gélidos y corazón de hielo.

Sonido nasal

Juan le pidió a Pedro taparse con los dedos las fosas nasales y luego pronunciar, sin cerrar los ojos y a todo pulmón, la palabra punta.

Pedro se tapó la nariz, pronunció a viva voz la palabra punta y no se lo pudo creer el sonido nasal que transformó la palabra.

Torres

No construyas tu torre de Babel, creyendo alcanzar el reino de los cielos, si sabes que las torres, construidas con los ladrillos de las bajas pasiones humanas, conducen derechito al infierno, donde reina la confusión de las lenguas y las ciegas ambiciones terminan en cenizas.

Se fue para no volver

Porque estás que te vas, y te vas./ Y te vas, y…/ Y no te has ido, tarareó la canción de Alfredo Jiménez, mientras se duchaba con agua tibia. Después se vistió con la elegancia de siempre, cogió las maletas que estaban listas. Sujetó la empuñadura de la puerta, la abrió y la cerró a sus espaldas. Esta vez se fue para no volver, sin recordar la sentencia que su mujer le repitió hasta el cansancio: Al ausente, por muerto le da la gente, así se lo haya amado con todas las fuerzas de la razón y el corazón.

No hay comentarios :

Publicar un comentario