viernes, 30 de octubre de 2020

EL PUPITO (*)

El hijo de los patrones, niño precoz y majadero, le preguntó a la empleada doméstica:

–¿Puedo tocarte el pupito?

Ella, acostumbrada a concederle sus caprichos sin decir ni sí ni no, se echó en la cama y entornó los ojos, se dejó levantar la pollera, la enagua y bajar los calzones. Al poco rato, al sentir que algo le rozaba entre las piernas, se ruborizó y dijo:

–Eso no es mi pupito…

A lo que el niño repuso:

–Tampoco es mi dedito...

 

* La palabra “pupito”, en Argentina y Bolivia, es igual a “ombliguito”.

 

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