GUALBERTO VEGA YAPURA, MÁRTIR DE LA DEMOCRACIA
Y LA LIBERACIÓN NACIONAL
El
dirigente sindical y mártir obrero Gualberto Vega Yapura, en tiempos en que
había que andar con el testamento bajo el
brazo, fue acribillado a tiros en el edificio de la Central Obrera Boliviana
(COB) y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB),
donde se realizaba la reunión del Comité Nacional de Defensa de la Democracia
(CONADE) y las organizaciones sociales que aspiraban a una sociedad más justa y
democrática, la mañana del 17 de julio de 1980; fecha luctuosa en que el pueblo
boliviano se vistió de luto y los golpistas, tras pedir la renuncia de la
presidenta interina Lydia Gueiler, se encaramaron en el poder por la fuerza de
las armas y el respaldo del Alto Mando Militar Boliviano.
Todo
sucedió cuando decenas de oficiales y paramilitares, entre los que había
mercenarios argentinos al servicio de la Operación
Cóndor, que asoló a los países del Cono Sur de América Latina, llegaron en
ambulancias de la Caja Nacional de Seguridad Social a la histórica sede de los
trabajadores bolivianos y asaltaron, a gritos y armas de fuego en mano, el
edificio de la FSTMB, ubicado en El Prado de la ciudad de La Paz, dispuestos a
desencabezar al movimiento obrero y popular. Fue en esas circunstancias que los
paramilitares, entre ellos los mercenarios Stefano Delle Chiaee, Joachim
Fiebelkorn y Ernesto Milá, conocidos como los novios de la muerte, dispararon ráfagas contra la humanidad del
líder político Marcelo Quiroga Santa Cruz, el diputado Carlos Flores y el
dirigente cataveño Gualberto Vega Yapura, a la sazón representante del
Sindicato de Catavi y secretario de cultura de la Federación Sindical de Trabajadores
Mineros de Bolivia.
Los
directos responsables de este horrendo crimen fueron los golpistas militares
Luis García Meza y Luis Arce Gómez, quienes, obedeciendo órdenes de la CIA y
los carteles de narcotraficantes asesorados por el Carnicero de Lyon, Klaus Barbie Altmann, estaban dispuestos a
imponer su política antinacional y proimperialista a sangre y fuego. Durante
este régimen de facto se prohibieron las libertades democráticas y se
desencadenó una sañuda persecución contra los dirigentes políticos y
sindicales. Se cometieron crímenes de lesa humanidad y se demolió el edificio
de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros en un vano intento por
destruir el rico legado de las luchas políticas y sindicales de los
trabajadores del subsuelo boliviano.
Si
en más de cuatro décadas no se realizó un justo homenaje en honor a Gualberto
Vega Yapura, en la tierra que lo vio nacer, fue porque Catavi, como todas las
minas nacionalizadas, sufrió los embates del nefasto D.S. 21060, que provocó el
cierre de las empresas de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) y la
desocupación de miles de trabajadores que fueron echados de sus fuentes de
trabajo y expulsados de sus viviendas con el epíteto de relocalizados. Sin embargo, ahora que la población de Catavi está
en un proceso de repoblarse gracias al ritmo de la construcción de nuevas
viviendas y la expansión de la Universidad Nacional Siglo XX, que está construyendo nuevos establecimientos para algunas
de sus carreras, incluida la de Formación Política Sindical, es indispensable
desempolvar la memoria de los trabajadores de la Empresa Minera Catavi y
rescatar la gloriosa historia de esta población que, durante la pasada
centuria, fue el centro motor de la economía nacional y el escenario donde
floreció el sindicalismo revolucionario.
Asimismo,
es digno reconocer el valioso esfuerzo de las dirigentes del ex Comité de Amas
de Casa Mineras de Catavi y del Archivo Regional de Catavi, dependiente del
Archivo Histórico de la Minería Nacional de la COMIBOL, que tuvieron la
encomiable iniciativa de realizar el 17 de julio de 2023, en la sede del
Sindicato Mixto de Trabajadores de Catavi, un sencillo pero emotivo acto en
homenaje al mártir obrero Gualberto Vega Yapura, quien fue acribillado a
mansalva, a los escasos 35 años de edad, por los mercenarios al mando de los
militares que asaltaron el poder, arrebatándoles a los bolivianos la democracia
y el derecho al fuero sindical.
A
pesar de los años transcurridos y la forzosa relocalización de 1986, los cataveños han decidido recordar a
quienes ofrendaron su vida por defender la causa de los proletarios y de los
más pobres de este pobre país, donde la lucha revolucionaria estuvo encarnada
en personas honestas y modestas como fue Gualberto Vega Yapura, cuya conducta
personal estuvo determinada por la impronta de sus convicciones ideológicas y
religiosas.
El golpe militar de facto, analizado a
estas alturas de la historia, no tomó por sorpresa a nadie. Bolivia había
sufrido ya varios golpes de Estado, entre otros, el protagonizado por René
Barrientos en no-viembre de 1964, responsable de la masacre minera en la noche
de San Juan de 1967; el liderado por el entonces coronel Hugo Banzer Suárez,
con apoyo del Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR) y Falange Socialista Boliviana
(FSB), desde el 21 de agosto de 1971 hasta 1978; el promovido por el coronel
Alberto Natusch Busch, con apoyo de mili-tantes de algunos partidos políticos,
del 1 al 16 de noviembre de 1979; y el último por el general Luis García Meza
Tejada, que inició el 17 de julio de 1980 y terminó en agosto de 1981.
Aunque el régimen de García Meza y Arce
Gómez fue relativamente corto, dejó una trágica secuela en el alma del pueblo
boliviano, porque se secuestró, torturó y asesinó al padre Luis Espinal, cineasta
y director del semanario Aquí, y se
asesinaron a ocho dirigentes del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria
(MIR) en la calle Harrington en 1981. En
homenaje a las víctimas de las dictaduras suscitadas entre 1964 a 1982, en
Bolivia se recuerda, cada 17 de julio, el Día
Nacional de la Memoria.
En
el ámbito de las palabras de circunstancia vertidas por los panelistas –el
exdirigente de la FSTMB y ex ministro de Estado, Guillermo Dalence, la ex presidenta
del Comité de Amas de Casa, compañera Elena Pacheco, la responsable del Archivo
Histórico Minero, Lourdes Peñaranda Morante, y el ex dirigente del Sindicato de
Catavi, Octavio Carvajal (+)–, se trazó una semblanza de Gualberto Vega Yapura,
destacando su límpida trayectoria política, en defensa de la democracia, los
derechos de los trabajadores y la lucha antiimperialista de movimiento popular.
También se hizo hincapié en su actividad sindical, cultural, deportiva y
poética de este insobornable luchador social, cuya contribución al pensamiento
revolucionario y la democracia nacional, es un buen ejemplo para las nuevas
generaciones de Catavi y el país entero.
El
acto contó con la presencia de una joven estudiante de la Unidad Educativa Ayacucho, quien, con voz firme y actitud
altiva, declamó el poema El Padre Nuestro
de un minero, que Gualberto Vega Yapura escribió con probada sensibilidad
humana, consumada vocación lírica y alta conciencia de clase en 1976, durante
su cautiverio en la prisión de Chonchocoro,
De acuerdo a los testimonios de quienes lo conocieron en vida, se sabe que este mártir de la liberación nacional se inició en la actividad política como militante del Partido Revolucionario de Izquierda Nacionalista (PRIN). Desde su adolescencia dedicó su vida a las actividades deportivas y culturas en provecho de la niñez y juventud cataveña. Fue varias veces dirigente del Sindicato Mixto de Trabajadores de Catavi y director de Radio 21 de Diciembre. En 1976, tras la ocupación militar a los centros mineros, fue detenido, torturado y encarcelado. En el XVIII Congreso Nacional Minero, realizado en la población de Telamayu, entre el 31 de marzo y el 6 de abril de 1980, fue electo, en su condición de obrero de la Empresa Minera Catavi, como secretario de organización de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, una función que supo cumplir con altura moral y ética, hasta el día en que fue victimado por los chacales de una dictadura militar que dejó un reguero de muertos y heridos a lo largo y ancho del territorio nacional.
En
consecuencia, es imperiosa la necesidad de mantener vivo su pensamiento entre
los niños, jóvenes y adultos de la población de Catavi, donde Gualberto Vega Yapura
tuvo su cuna de nacimiento y fue el escenario de sus actividades culturales y
deportivas, pero también el escenario de sus luchas por una Bolivia más justa y
libre de dictaduras civiles y militares; más todavía, es preciso que uno de los
salones del Sindicato Mixto de Trabajadores de Catavi lleve su nombre, a modo
de enaltecer su lucha a favor de los más desposeídos y explotados, pero también
a modo de perpetuar su combativa trayectoria en el sindicalismo revolucionario
y para que el pueblo boliviano lo tenga siempre en la memoria.
En
síntesis, poniendo la lógica de la razón sobre las mezquindades y voces
discordantes, es justo que a Gualberto Vega Yapura se lo declare: MÁRTIR DE LA
DEMOCRACIA Y LA LIBERACIÓN NACIONAL.
No hay comentarios :
Publicar un comentario