miércoles, 19 de junio de 2024

EL ESCULTOR DESAPARECIDO

El Monumento al Minero es una magnífica obra realizada por un artista orureño, cuyos datos personales no quedaron en la memoria de los obreros que protagonizaron la revolución nacionalista de 1952. Nadie recuerda su nombre completo, tampoco se sabe si está vivo o está muerto.

Algunos dicen que fue un solterón solitario y solidario a la vez, un hombre empeñoso y trabajador, y que todo el tiempo que tenía, quitándole tiempo al tiempo, era para levantar obras de arte escultórico en plazas y parques. Otros, los pocos que lo conocieron mientras estaba modelando, con sus callosas manos y su deslumbrante ingenio, el Monumento al Minero, aseveran que soñaba con irse al Brasil en busca de una mulata que tuviera los atributos que les faltaba a las altiplánicas.

Lo cierto es que el escultor dejó plantado el Monumento al Minero en la histórica Plaza de la población de Siglo XX y que luego desapareció sin dejar rastro alguno, como si se hubiese esfumado como el humo del cigarrillo. Nadie recuerda su físico ni su rostro, salvo que era un artista que daba la vida por el arte.

Los mineros más antiguos dicen que lo vieron entrar a la mina, que lo vieron vagar como un demente por las oscuras galerías y que nunca más volvió a salir a la luz del día. ¿Será que el Tío se lo tragó huesos y todo? ¿Quién sabe? Los mineros cuentan que lo que es del Tío es del Tío, devorador de vidas humanas cuando olvidan tributarle alimentos sólidos y líquidos.

El Monumento al Minero luce estoico sobre su pedestal, la mirada altiva y el cuerpo fornido, la perforadora en una mano y el fusil en la otra. Pero del escultor, su creador y artífice, no se sabe nada, absolutamente nada, nada y nada…

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