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martes, 28 de agosto de 2018


MONTOYA EN LA IX FERIA NACIONAL DEL LIBRO EN LLALLAGUA

En la IX Feria Nacional del Libro en Llallagua, a efectuarse del 5 al 8 de septiembre de 2018, El Archivo Histórico de la Minería Nacional de la Comibol/Regional Catavi y la Asociación de Profesores de Literatura, presentarán la segunda edición del libro CUENTOS DE LA MINA, del escritor Víctor Montoya, cuya temática central gira en torno al mundo mágico y mítico del Tío, un personaje ambiguo entre lo profano y lo sagrado.

El acto contará con la actuación del Grupo de Teatro ALBOR, que puso en escena CUENTOS DE LA MINA, y que este año tuvo una exitosa presentación en varios países de Europa.

El evento se realizara el miércoles 5 de septiembre, en el auditorio de la Carrera de Odontología de la Universidad Nacional Siglo XX, a Hrs. 16:00.

Los organizadores agradecerán su gentil concurrencia.  

sábado, 11 de agosto de 2018


EL RETORNO DE VÍCTOR MONTOYA

El escritor boliviano retorna al campo literario con dos libros bajo el brazo.

El Grupo Editorial Kipus acaba de poner a consideración de los lectores Retratos y Microficciones, de un autor que no deja de sorprendernos con su prolífica labor de narrador versátil y comprometido con la problemática social.

Los libros, Retratos y Microficciones, aunque corresponden a géneros literarios distintos, son inconfundibles tanto por el estilo como por el tratamiento de los temas, que identifican a un escritor cuya impronta es harto conocida en el ámbito de las letras nacionales.

Víctor Montoya lleva cuatro décadas dedicado a forjar una serie de obras que, gracias a un amplio despliegue de recursos técnicos, transitan por los territorios de la realidad y la ficción, sin más pretensión que estimular la fantasía y el gusto estético de los lectores interesados en desentrañar los meandros de una literatura que aborda temas de carácter universal.

RETRATOS

En Retratos, la singular obra de Víctor Montoya, el lector tendrá la sensación de estar inmerso en contextos fascinantes, donde las artes visuales funcionan no sólo como simples ilustraciones, sino como ejes centrales en torno a los cuales se reconstruyen escenarios poco habituales y se recrean insólitas historias de vida.

En los textos, tratados con una técnica narrativa que oscila entre la crónica periodística y el relato literario, se tejen los cabos sueltos de la realidad y la ficción a partir de un fabuloso mosaico de pinturas célebres, como El yatiri, de Arturo Borda; Saturno devorando a sus hijos, de Francisco de Goya; Atardecer en el paseo Karl Johan, de Edvard Munch; Eva, de Fernando Botero; La mujer barbuda, de José de Ribera, entre otras.

En opinión del escritor venezolano Jorge Gómez Jiménez: El lector descubrirá, en las páginas que siguen, el mapa de la inspiración de Víctor Montoya. Es sabido que toda imagen es una válvula natural para la mente del observador; Montoya -como buen cronista- se permite mostrarnos lo que sucede cuando las compuertas de su memoria son liberadas por estas imágenes, algunas de las cuales forman parte del bagaje universal, mientras que otras pertenecen a ámbitos más restringidos y, para la mayoría de nosotros, desconocidos.

Una vez más, con una extraordinaria composición de cuarenta y cinco textos y retratos, el escritor nos hace vibrar de emoción y conocimientos.

MICROFICCIONES

El autor de esta miscelánea de Microficciones, acostumbrado a valorar lo efímero en el arte narrativo, nos pone en marcha contra el reloj y apuesta por una literatura futurista, cuyas innovadoras técnicas responden a las exigencias de un mundo moderno, donde el tiempo es plata y la prosa breve es oro.

Los microcuentos reunidos en este ameno libro, prolijamente ilustrado por el artista paraguayo Jorge Codas, son verdaderas piezas de orfebrería y se parecen a un felino veloz y cimbreante, constituido más por músculos que por grasa; una concepción que hace hincapié en el dominio de los complejos recursos inherentes a las Microficciones, conforme el hilo argumental tenga coherencia, los protagonistas sean verosímiles y, como en todo cuento bien contado, tenga un principio que atrape el interés del lector y un desenlace inesperado que lo encandile.

Víctor Montoya, en un intento por reducir a los dinosaurios al tamaño de los insectos, pone a prueba su capacidad de síntesis, re-creando, con pasmosa naturalidad, situaciones diversas por medio de personajes nacidos en el maravilloso universo de la fantasía, donde estas Microficciones, narradas en pocas líneas, comienzan en la condensación semántica y culminan en el instante de la revelación.


martes, 17 de abril de 2018


MONTOYA PRESENTARÁ DOS NUEVAS OBRAS EN LLALLAGUA

El prolífico escritor boliviano, en el marco de la celebración del Día Mundial del Libro, presentará sus más recientes creaciones: Retratos y Microficciones.

En el libro Retratos, el lector tiene la sensación de estar inmerso en una fascinante galería de cuarenta y cinco crónicas e imágenes, que recrean historias de vida a partir de pinturas como El yatiri, de Arturo Borda; Saturno devorando a sus hijos, de Francisco de Goya; Atardecer en el paseo Karl Johan, de Edvard Munch; Eva, de Fernando Botero; y La mujer barbuda, de José de Ribera.

Asimismo, el autor revela las impresiones que le causaron los retratos de personajes del ámbito cultural, deportivo y político, como el Gigante de Paruro, Ernesto Che Guevara, Julio Cortázar, los pies de Pelé, Ernesto Cavour, Augusto Pinochet y el Tío de mina, entre muchos otros.

En el libro Microficciones, ilustrado por el artista plástico Jorge Codas, el autor ofrece una serie de cuentos breves, donde la realidad y la fantasía se funden con una fuerza capaz de atrapar el interés del lector de principio a fin. Se trata de una estupenda selección de microcuentos que, narrados en pocas palabras, estimulan la imaginación y convocan a una reflexión necesaria.

El evento se llevará a cabo el lunes 23 de abril, en la Plaza de Armas de Llallagua, a Hrs. 16:00.

Los comentarios estarán a cargo de los profesores de literatura Rubén Marconi y Josué Moya. 

La presentación de los libros cuenta con los auspicios de la Honorable Alcaldía Municipal, la Universidad Nacional Siglo XX  y el Archivo Histórico de la Minería Nacional/Regional Catavi.

viernes, 15 de septiembre de 2017

MONTOYA EN LA VII FERIA NACIONAL DEL LIBRO EN ORURO

Víctor Montoya presentó su reciente producción literaria, Crónicas Mineras (Kipus, 2017), en la Sala de Conferencia de Desarrollo Económico del Gobierno Municipal de Oruro. El acto oficial, que se llevó a cabo el pasado jueves, 14 de septiembre, contó con asistencia de un público interesado en intercambiar opiniones con el autor del libro.

La escritora Práxides Hidalgo Martínez, principal promotora de la presentación de la obra, comentó que Crónicas Mineras refleja las luchas sociales de los trabajadores del subsuelo boliviano que, a lo largo de su turbulenta historia, se vieron enfrentados a la oligarquía minero-feudal, las dictaduras militares y los gobiernos neoliberales. El libro, aparte de estar escrito con un excelente estilo literario, entrega experiencias y conocimientos que sirven para la información y formación de los lectores bolivianos.

La VII Versión de la Feria Nacional del Libro, organizada por el Ministerio de Culturas y Turismo, el Gobierno Autónomo Departamental de Oruro, la Asociación de Profesores de Literatura y la Cámara Departamental del Libro, se realizó en el Centro de Eventos de Desarrollo Empresarial, ubicado en la calle La Plata, entre Junín y Ayacucho.

Víctor Montoya, durante su emotiva elocución, afirmó que sus Crónicas Mineras nacieron de su interés por rescatar la memoria de algunas de las voces más representativas del proletariado nacional. Los textos, a medio camino entre el relato literario y la crónica periodística, conforman una composición de hechos históricos y retratos de personajes como el líder minero César Lora y la dirigente de las valerosas amas de casa Domitila Barrios de Chungara. Las crónicas reunidas en mi reciente libro se escribieron casi por sí mismas, dijo. No tuve que investigar ni cotejar demasiados documentos, ya que los temas estaban rondando desde hace tiempo en mi cabeza, añadió.

El evento fue clausurado por Secretario de Cultura del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro, Marcelo Lara Barrientos, quien hizo hincapié en la importancia de leer un libro que reúne en sus páginas a importantes protagonistas del sindicalismo nacional. Agradeció, asimismo, la presencia del destacado autor boliviano en la VII Feria Nacional del Libro y la asistencia de un numeroso público que se dio cita en la Sala de Conferencias.

Al final del acto, el público intercambió opiniones con el escritor Víctor Montoya, quien, a través de una amena conversación, proporcionó más detalles sobre el contenido de Cónicas Mineras, cuya primera edición salió a luz a fines del mes de junio del presente año, justo para la conmemoración de los 50 años de la masacre minera de San Juan; un hecho luctuoso que se produjo durante el régimen militar de René Barrientos Ortuño, la madruga del 24 de junio de 1967.  

viernes, 1 de septiembre de 2017


VÍCTOR MONTOYA EN LA VIII FERIA DEL LIBRO EN LLALLAGUA

En la VIII Feria Nacional del Libro, que se desarrollará en la población de Llallagua del 6 al 9 de septiembre, estará presente el escritor Víctor Montoya, quien participará en dos actividades programadas por el Archivo Regional Catavi, del Sistema de Archivo de la COMIBOL.

La responsable de esta institución, Lourdes Peñaranda Morante, dio a conocer que los estudiantes de la unidad educativa “Martín Cárdenas”, dirigidos por el Prof. Eduardo Gamón, dramatizarán “La Llorona de Cancañiri”, un cuento de suspenso y terror del escritor Víctor Montoya.

La presentación se realizará en la Plaza de Armas, el miércoles 6 de septiembre, a Hrs. 15:00.

Por otro lado, el Archivo Regional Catavi rendirá homenaje al poeta Alberto Guerra Gutiérrez (Oruro, 1930 - 2006), cuya obra poética, de honda sensibilidad humana y compromiso social, es un verdadero adagio a las luchas, tragedias y esperanzas de los mineros bolivianos.

Su vida y obra serán comentadas por Víctor Montoya (escritor, periodista cultural y pedagogo) y Práxides Hidalgo Martínez (escritora, profesora de literatura y expresidenta de la Unión Nacional de Escritores y Poetas de Oruro).

Las poesías de protesta y rebelión de Alberto Guerra Gutiérrez serán declamadas por los estudiantes de secundaria de las unidades educativas “Bolivia” y “Llallagua”.

El acto se llevará a cabo en el “Salón Rojo” de la municipalidad, el jueves 7 de septiembre, a Hrs: 17:00.

Durante la Feria del Libro, organizada por el Ministerio de Culturas y Turismo, el Gobierno Autónomo Municipal de Llallagua y la Universidad Nacional “Siglo XX”, se ofrecerán los libros de Víctor Montoya en el stand del Archivo Regional Catavi, donde el autor conversará con los lectores interesados en conocer su vasta producción literaria.

viernes, 7 de julio de 2017

José Martínez, Pastor Mamani, Víctor Montoya, Jaime Flores y Edgar “Huracán” Ramírez 

SE PRESENTÓ CRÓNICAS MINERAS EN LLALLAGUA

El pasado 23 de junio, en un solemne acto que tuvo lugar en la población minera de Siglo XX- Llallagua, se presentó Crónicas Mineras, la reciente obra del escritor Víctor Montoya, dentro del marco de las actividades realizadas con motivo de la conmemoración de los 50 años de la masacre de San Juan, que fue perpetrada por la entonces dictadura militar de René Barrientos Ortuño, en la madrugada del 24 de junio de 1967. 

Los responsables de presentar el libro, José Martínez, Jaime Flores López y Oliver Ayaviri, junto a los comentarios de Edgar Huracán Ramírez (jefe del Sistema de Archivo Histórico Minero de Comibol) y Pastor Segundo Mamani (Presidente de la Corte Suprema de Justicia), coincidieron en que Crónicas Mineras es una obra que tiene un enorme valor histórico, debido a que rescata una parte de la memoria colectiva de los mineros, a través de crónicas que giran en torno a las masacres mineras y la trayectoria de varios dirigentes sindicales del movimiento obrero boliviano.   

El autor, como todo cronista fiel a su época y sus ideas, conoció personalmente a varios de los protagonistas de su obra. Sus palabras son certeras y sus juicios válidos, pues una cosa es escribir sobre algo que se investiga en bibliografías y otra muy distinta sobre algo que se narra en primera persona y luego de haber conversado con los personajes retratados con un estilo periodístico elegante, introspectivo y revelador.

Cónicas Mineras es una buena y amena síntesis de algunos episodios históricos rescatados de la memoria de un pueblo que, en los periodos más trágicos de su pasado, soportó dictaduras militares, apresamientos, torturas, destierros y crímenes de lesa humanidad, pero que nunca renunció a sus sueños ni esperanzas de forjar una sociedad más justa y libre, donde todos los ciudadanos pudieran gozar de las prerrogativas del Estado de Derecho.

Víctor Montoya, escritor reconocido por su vasta producción literaria tanto a nivel nacional como internacional, no deja de sorprendernos con estas crónicas que, a diferencia de su obra narrativa en el género del cuento o la novela, lo muestran de cuerpo entero, con sus preocupaciones más íntimas y sus experiencia adquiridas en el seno de los mineros, a quienes los considera los mentores de sus fundamentos ideológicos. Él mismo, refiriéndose a la gran influencia que el mundo minero tuvo en su vida, afirmó: Los mineros han marcado a fuego mi vida y mi obra literaria. A ellos les debo mi conciencia revolucionaria y les estoy eternamente agradecido. Ellos fueron los maestros que forjaron mis ideales de justicia y ellos me enseñaron que la palabra libertad no es un concepto abstracto, sino un derecho fundamental que debe conquistarse para vivir en una sociedad más armónica y equitativa, donde todos seamos iguales y nadie sea más que nadie.
 
El autor del libro, afirmándose en el testimonio de mineros y palliris, de artistas plásticos y escritores, narra la dramática realidad de los trabajadores del subsuelo que, aun habiéndose constituido en el pilar fundamental del naciente capitalismo boliviano, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se quedaron al margen de las ganancias millonarias de los barones del estaño y de los órganos del poder, cuyas políticas extractivistas y legislaciones al servició de la insipiente burguesía nacional y los consorcios imperialismo, crearon un enorme abismo entre unos que tenían todo y otros que no tenían nada.     

La estructura del libro es una suerte de galería, con hechos y personajes engranados en la historia del movimiento obrero boliviano del siglo XX. Las semblanzas de los líderes del sindicalismo nacional como César Lora, Isaac Camacho, Cirilo Jiménez o Domitila Barrios de Chungara, han sido trazadas a partir de los recuerdos que el autor conservó en su memoria desde la infancia. Asimismo, las trágicas escenas de las masacres mineras, como la del 21 de diciembre de 1942 en los Campos de María Barzola o la masacre minera de San Juan en la madrugada del 24 de junio de 1967 en Siglo XX, están escritas desde una perspectiva personal, pero sin eludir el testimonio colectivo, que es el principal soporte de cada uno de los textos.

Lourdes Peñaranda Morante, bibliotecóloga y responsable del Archivo Minero de Catavi, apunta en la introducción del libro: Esperemos que estas Crónicas Mineras, que nos entregan un puñado de finas estampas arrancadas de la veta más rica de la producción literaria del autor, sean un estímulo para rememorar las luchas sociales que permitieron conquistar mejores condiciones de vida y, al mismo tiempo, contribuyan a perpetuar la memoria histórica de los mineros, palliris y amas de casa, quienes, con legítimo derecho y autoridad moral, son los principales protagonistas en estas páginas escritas con la pasión del alma y el pensamiento anclado en el corazón.

lunes, 19 de junio de 2017


PRESENTACIÓN DE CRÓNICAS MINERAS DE VÍCTOR MONTOYA

El Archivo Regional Catavi del Sistema de Archivo de la COMIBOL, en coordinación con el Comité Organizador de las actividades en homenaje a los 50 años de la Masacre de San Juan, presentarán el libro: Crónicas Mineras del escritor Víctor Montoya. El acto se realizará el viernes 23 de junio, a horas 16:00, en el auditorio de la Carrera de Odontología, Plaza del Minero de Siglo XX.

El reconocido narrador paceño, cuya creación literaria aborda el género de la novela, el cuento, el ensayo y la crónica periodística, relata algunos episodios de la realidad minera desde una perspectiva personal, pero sin apartarse de una rigurosa documentación, que registra la memoria histórica de uno de los sectores más combativos del proletario nacional.

Los líderes y caudillos mineros, como César Lora, Isaac Camacho, Cirilo Jiménez o Domitila Barrios de Chungara, están retratados de manera magistral en estas crónicas que revelan, enseñan y entretienen, junto a las fabulosas descripciones de las masacres ejecutadas por los gobiernos de la oligarquía minero-feudal y las dictaduras militares en varios distritos mineros, que constituyeron los baluartes de las luchas revolucionarias de los trabajadores y las valerosas amas de casa a lo largo de varios decenios.

Los textos reunidos en Crónicas Mineras, aparte de echar luces sobre algunos acontecimientos que pasaron desapercibidos en la historia de la minería del siglo XX, son auténticas piezas literarias que llaman poderosamente la atención del lector no solo porque rescatan la memoria colectiva, sino también porque recrean los códigos lingüísticos propios del habla popular.

Las Crónicas Mineras de Víctor Montoya, sin resquicios para la duda, es una obra digna de ser leída con la misma pasión con la que fue escrita. Estas crónicas, además de adentrarnos en las epopeyas de los personajes ataviados con botas, overoles y guardatojos, abordan con la misma lucidez la relación que mantuvieron escritores como Jaime Mendoza o pintores como Miguel Alandia Pantoja con el mundo mítico y trágico de los mineros.

El autor del libro, que vivió desde su infancia en los centros mineros del norte de Potosí, fue testigo de la masacre de San Juan, dirigente estudiantil y conoció en persona a varios de los líderes obreros que hoy forman parte de Crónicas Mineras; un libro que, de manera implícita, refleja las inquietudes políticas y el compromiso social de uno de los escritores más destacados de la moderna literatura boliviana.

El autor

Víctor Montoya (La Paz, 1958). Escritor, periodista cultural y pedagogo. Durante la dictadura militar de los años 70 fue perseguido, torturado y encarcelado. Estando en la prisión escribió su libro de testimonio Huelga y represión. Fue exiliado a Suecia en 1977. Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Su obra está traducida a varios idiomas y tiene cuentos en antologías nacionales y extranjeras. Escribe en publicaciones de América Latina, Europa y Estados Unidos.

LA REALIDAD MINERA EN LAS CRÓNICAS DE MONTOYA 

El libro de Víctor Montoya, publicado por el Grupo Editorial Kipus, está compuesto por fotografía y textos relacionados con los principales protagonistas de la historia del movimiento obrero boliviano. Se trata de una ponderable obra que contribuye al estudio de los aspectos más individuales y anecdóticos del contexto minero.

El reconocido narrador paceño, cuya creación literaria aborda el género de la novela, el cuento, el ensayo y la crónica periodística, relata algunos episodios de la realidad minera desde una perspectiva personal, pero sin apartarse de una rigurosa documentación, que registra la memoria histórica de uno de los sectores más combativos del proletario nacional.

Los líderes y caudillos mineros, como César Lora, Isaac Camacho, Cirilo Jiménez o Domitila Barrios de Chungara, están retratados de manera magistral en estas crónicas que revelan, enseñan y entretienen, junto a las fabulosas descripciones de las masacres ejecutadas por los gobiernos de la oligarquía minero-feudal y las dictaduras militares en varios distritos mineros, que constituyeron los baluartes de las luchas revolucionarias de los trabajadores y las valerosas amas de casa a lo largo de varios decenios.

Los textos reunidos en Crónicas Mineras, aparte de echar luces sobre algunos acontecimientos que pasaron desapercibidos en la historia de la minería del siglo XX, son auténticas piezas literarias que llaman poderosamente la atención del lector no solo porque rescatan la memoria colectiva, sino también porque recrean los códigos lingüísticos propios del habla popular.

Las Crónicas Mineras de Víctor Montoya, sin resquicios para la duda, es una obra digna de ser leída con la misma pasión con la que fue escrita. Estas crónicas, además de adentrarnos en las epopeyas de los personajes ataviados con botas, overoles y guardatojos, abordan con la misma lucidez la relación que mantuvieron escritores como Jaime Mendoza o pintores como Miguel Alandia Pantoja con el mundo mítico y trágico de los mineros.

El autor del libro, que vivió desde su infancia en los centros mineros del norte de Potosí, fue testigo de la masacre de San Juan, dirigente estudiantil y conoció en persona a varios de los líderes obreros que hoy forman parte de Crónicas Mineras; un libro que, de manera implícita, refleja las inquietudes políticas y el compromiso social de uno de los escritores más destacados de la moderna literatura boliviana.

viernes, 14 de abril de 2017


TRECE TESTIMONIOS DEL EXILIO

La editorial francesa L´Harmattan publicó el libro Paroles d’exil (Palabras de exilio, 2017), un volumen que compendia trece entrevistas a escritoras y escritores latinoamericanos, quienes no sólo fueron víctimas de la represión y la violencia del terrorismo de Estado, sino que también vivieron en la diáspora del exilio tras el advenimiento de las dictaduras militares en América Latina.

Las escritoras y escritores fueron entrevistados entre octubre de 2014 y marzo de 2016, con el propósito de registrar, con sus propias palabras, un testimonio personal y colectivo de una de las etapas más sombrías de la historia de un continente que fue asolado por los gobiernos que, dejando a su paso un reguero de muertos, heridos y desaparecidos, se encaramaron en el poder entre 1960 y 1990.

Los autores, que son de Chile, Uruguay, Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil, evocan las circunstancias de su forzada partida del país de origen, las secuelas del sufrimiento físico y psicológico provocadas por la sistemática represión política, la capacidad de adaptación en el país que los acogió en condición de exiliados y el vigor de su escritura como arma de denuncia y protesta.

Entre los escritores entrevistados, y cuyas obras fueron traducidas al francés, figuran Isabel Allende, Carlos Liscano, Eduardo Galeano, Zoé Valdés, Sergio Zamora y Víctor Montoya, entre otros. Algunos de ellos retornaron al país que los vio nacer después del rescate de la democracia cautiva, en tanto otros permanecieron en su segunda patria, que es el país que los acogió solidariamente en los peores momentos de su vida ciudadana. 


Las entrevistas fueron realizadas por la periodista francesa Marianne Boscher-Gontier, nacida en 1956, cerca de París, donde reside desde hace cuarenta años. Las traducciones al francés corresponden al profesor y traductor franco-español Mathieu Vicens, nacido en 1981, en Burdeos, hijo de madre vietnamita y padre hispano. La ilustración de la cubierta y los retratos de los escritores fueron plasmados por el diseñador argentino Agustín Herrera.

No cabe duda de que este libro, que constituye un valioso documento de la historia contemporánea, fue elaborado por dos apasionados de la literatura latinoamericana y dos intelectuales interesados por rescatar la memoria viva de los escritores que fueron perseguidos, torturados, encarcelados y exiliados por el único delito de haberse opuesto a la ideología de exterminio y violencia de los regímenes antidemocráticos, que vulneraron los derechos humanos y cometieron crímenes de lesa humanidad.

Por lo demás, el exilio político no es un acto heroico ni una forma de vida que valga la pena recomendar a las futuras generaciones. Como bien decía Eduardo Galeano: Nadie es un héroe por haber abandonado el país, nadie es patriota por permanecer allí. El exilio es, simple y llanamente, un destierro que se debe asumir con los puños y dientes apretados, porque es el último refugio al que uno acude para poner a salvo su vida, constantemente amenazada por un sistema político totalitario que no tolera la libertad de expresión ni respeta la dignidad humana.

sábado, 8 de octubre de 2016


A PROPÓSITO DE CUENTOS DE LA MINA

Cierto día, como todo escritor pegado a las nuevas tecnologías de comunicación, recibí un E-mail de la amiga Elisa, quien me manifestaba, a través de su breve y cordial mensaje remitido desde Francia, su interés por adquirir mi libro Cuentos de la mina. Yo le pasé los datos de la editorial cochabambina Kipus y le sugerí que les escribiera directamente, solicitándoles un ejemplar del mencionado libro.

Así lo hizo. Al cabo de un tiempo, volvió a escribir para comentarme que Cuentos de la mina le llegó por correo y sin problemas. Lo interesante de su mensaje era que éste venía acompañado de un archivo adjunto, con una fotografía que ella tomó el día que recibió el sobre membretado por la editorial.

En el mismo mensaje, como cosa curiosa, me pedía que, por favor, le enviara una dedicatoria con mi firma, para pegarla en la primera página del libro, porque, según me decía, una vez que ella lo leyera, tenía pensado regalárselo a un querido amigo, con quien compartía sus inquietudes de mujer dedicada a las artes musicales.

Desde luego que ese pedido, aun siendo muy honroso para un autor, no me pareció una brillante idea; primero, porque yo tenía que escanear mi firma y, segundo, porque una vez pegada en el libro no se vería nada presentable. Así que desistí a su pedido y le agradecí por haber comprado el libro, que tuvo que atravesar el charco para llegar hasta sus manos.
   
Al margen de esta anécdota, lo interesante es constatar que este libro es el que más lectores me ha ganado fuera de Bolivia. No es casual que esté traducido a otros idiomas y que al Tío de la mina me lo imagine hablando en otras lenguas distintas a las que él domina en su propio contexto sociocultural. Pues una cosa es leer el título del libro en la lengua original, Cuentos de la mina, y otra muy diferente leer en italiano (Racconti dalla miniera), en alemán (Die Legende vom Tio), en francés (Contes de la Mine) o en sueco (Djävulen i gruvan).

Está claro que el Tío de la mina, protagonista principal del libro, es un ser mitológico capaz de transgredir las fronteras nacionales, las vallas culturales, sociales, raciales y lingüísticas. Es, pues, un personaje fascinante que expresa de manera viva el subconsciente de los mineros. Si leemos los textos psicoanalíticos de Freud, Jung o Fromm, encontraremos, sin lugar a dudas, análisis explicativos de que los seres humanos encarnamos un ángel y un demonio que habita en nuestro fuero interno. Y son estos dos elementos que me han motiva a describirlo al Tío de manera ambigua, con dos espíritus que conviven dentro de un mismo cuerpo, como si se tratara de un ser humano que abriga en su interior tanto la bondad como la maldad.

El Tío (Huari o Supay), que es una deidad venerada por los trabajadores en el interior de la mina -por ser el dueño de los yacimientos minerales y el protector de las familias mineras-, asomó en mi vida desde mi más tierna infancia. De modo que cuando empecé a cultivar el cuento como género literario, me asaltó la idea de convertir al Tío en un personaje vital de mi obra literaria, ya que su imagen demoniaca, junto a sus aventuras y desventuras, retozaba en mi memoria ávida de salir a la luz como el obrero después de permanecer durante horas en las oscuras galerías. Escribir sobre el Tío de la mina ha sido una manera de recrear el mundo mágico de los mineros, pero también una forma de liberarme de mis fantasmas del pasado, como si hubiese querido arrancarme del alma una espinita que me atormentaba desde la infancia.

Ahora que el Tío se mueve con sus propios pies y habla con voz propia, como todo ser hecho de carne y hueso, me da la enorme satisfacción de que me haya elegido como a su escribano, como al compañero de sus travesías y como al amigo de sus aventuras. Sin el Tío de la mina hubiera sido más difícil que mi obra literatura fuese solicitada desde allende los mares y despertara el interés de los lectores que me escriben desde los más diversos países.

domingo, 25 de septiembre de 2016


VÍCTOR MONTOYA RECONOCIDO EN LA FERIA DEL LIBRO EN LLALLAGUA

En la VII Feria Nacional del Libro, realizado en la población minera de Llallagua, el Sistema de Archivo de la COMIBOL, a través del Archivo Regional Catavi,  presentó las recientes obras literarias de Víctor Montoya; la novela La señora de la conquista y el volumen de Cuentos del más allá.

Asimismo, el escritor Víctor Montoya, considerado uno de los mayores exponentes de las letras nacionales, fue reconocido en el Feria del Libro por la unidad educativa Bolivia y la Universidad Nacional Siglo XX  por el aporte intelectual en sus libros y el compromiso a los fines y objetivos de la UNSXX

Por su parte, el autor de numerosas obras, dijo a modo de agradecimiento: Siempre es grato recibir reconocimientos de parte de las instituciones educativas y los lectores. Y agregó: Un escritor sin lectores es como un actor sin público

Obras literarias
 La señora de la conquista es la historia novelada de la conquista del Imperio Azteca, protagonizada por la india Malitzin y el extremeño Hernán Cortés. La obra, que combina los hechos reales con la ficción, aborda la fascinante epopeya que se extendió entre 1519 y 1521; un periodo en el que se inició la colonización y el mestizaje en el llamado Nuevo Muevo.  

Cuentos del más allá es un volumen de narraciones de espanto y aparecidos, que el autor recreó a partir del imaginario popular y la tradición oral. Son cuentos elaborados con el diestro manejo de los modernos recursos técnicos de la narrativa latinoamericana, conforme los jóvenes y adultos puedan disfrutar con la lectura de esta obra centrada en el suspenso y el terror.

El autor
Víctor Montoya, nacido en la Paz en 1958, es escritor, periodista cultural y pedagogo. Vivió desde su infancia en las poblaciones de Siglo XX y Llallagua, donde compartió la lucha de los trabajadores mineros. En 1976, como consecuencia de sus actividades políticas, fue apresado y torturado durante la dictadura militar. Liberado de la prisión por una campaña de Amnistía Internacional, llegó exiliado a Suecia, donde cursó estudios de especialización en el Instituto Superior de Pedagogía en Estocolmo y ejerció la docencia durante varios años.

Su extensa producción literaria, que abarca el género de la novela, el cuento, el ensayo y la crónica periodística, está traducida a varios idiomas y tiene cuentos en antologías internacionales. Escribe en publicaciones de América Latina, Europa y Estados Unidos

miércoles, 20 de julio de 2016


PUBLICAN DOS NUEVOS LIBROS DE MONTOYA

El Grupo Editorial Kipus de Cochabamba, como parte de la promoción de la literatura nacional, publicará dos nuevos libros del escritor Víctor Montoya. Se trata de la novela La señora de la conquista y del volumen de Cuentos del más allá, que el narrador boliviano presentó a su casa editorial a principios del 2016.

Las dos obras, que corresponden a géneros literarios diferentes, podrán ser adquiridas en las Ferias de Libros y librerías de todo país. Ésta es una buena oportunidad para reencontrarme con mis lectores y ofrecerles lo que mejor sé hacer, manifestó el autor. Los dos libros fueron escritos con mucha pasión y abordan temáticas de interés general, finalizó.

La señora de la conquista

En cada capítulo de esta novela, estructurada sin más recursos que el arte de la palabra escrita y los datos que proporciona la historia, se reconstruye la vida de una esclava indígena convertida en señora durante la épica empresa de conquista de la esplendorosa civilización azteca.

Malintzin, doña Marina o Malinche, la intérprete, consejera y amante de Hernán Cortés, es la figura emblemática de una epopeya en la que pasó a ser un instrumento más poderoso que la pólvora y el caballo. Sirvió de puente entre dos culturas, fue intérprete del prisionero Moctezuma II en el palacio de Axayácatl, se salvó milagrosamente en la batalla de la Noche Triste, en la que los guerreros mexicas expulsaron de la ciudad de Tenochtitlán a los conquistadores antes de que ésta fuera finalmente sometida en agosto de 1521.


Luego del dramático episodio, que culminó con la captura y el martirio de Cuauhtémoc, el capitán general de la armada y Malintzin se paseaban por templos, plazas y calzadas, contemplando el nacimiento de una nueva urbe en medio de la desolación y la muerte. Sobre la ciudad destruida se edificaba otra ciudad distinta, sobre las ruinas de los antiguos templos se construían otros templos y sobre las antiguas creencias se imponía un nuevo proceso de evangelización para extirpar la idolatría.

Los amantes, que a lo largo de la conquista lucharon codo a codo, en las buenas y en las malas, bajo el sol y bajo la lluvia, se fundieron como el anverso y reverso de una misma moneda, dispuestos a iniciar el traumático mestizaje en las tierras de la Nueva España, que emergió del violento encuentro entre vencedores y vencidos.

La señora de la conquista, como toda novela histórica que ofrece emociones, personajes y conocimientos, se funde en un haz de composiciones narrativas, que confirman la destreza lingüística, el vigor estilístico y la capacidad creativa del autor, quien expone todo el fulgor de su talento en esta obra llena de pasiones, traiciones, matanzas y saqueos.

Cuentos del más allá

Este espeluznante volumen de cuentos, escritos con elegancia, fluidez y verosimilitud, intentan convencer a los lectores de que es posible lo imposible, a través de cincuenta historias protagonizadas por criaturas fabulosas y seres que, después de muertos, retornan al reino de los vivos en forma de fantasmas o espíritus, produciendo sonidos, aromas y desplazando objetos en el mismo lugar donde habitaron o enfrentaron una violenta muerte, que los condenó a vagar sin poder encontrar la paz eterna en el más allá.

Los relatos de terror y fenómenos paranormales, que existen desde la más remota antigüedad en el imaginario popular, están estructurados sobre la base de explicaciones empíricas de la realidad, supersticiones y pensamientos mágicos que, hilvanándose como telarañas en un tenebroso contexto, transgreden los límites de la lógica y la razón, y cuyos personajes, dotados de la facultad de morir y revivir, de aparecer y desaparecer, nos acompañan desde la cuna hasta la tumba.


Los Cuentos del más allá, además de tocar la sensibilidad emocional de los lectores, transmiten una sensación de miedo, horror y suspenso, con un lenguaje elíptico y una fuerza imaginativa que inducen hacia un universo de espanto y aparecidos, donde se complementan lo real y lo ficticio, como una forma de despejar las dudas concernientes a los fenómenos físicos de la naturaleza, los instintos de la condición humana, los misterios de la muerte y, consiguientemente, la existencia de otras formas de vida en el más allá.

Víctor Montoya, autor de novelas, cuentos, ensayos y crónicas, pone en manos de los lectores una obra concebida en el género fantástico, con un alto valor estético y un eje temático que, tanto por su forma como por su contenido, le permiten explayar los diversos recursos técnicos de la moderna narrativa latinoamericana, sin trastocar su cautivante estilo personal ni deslucir su peculiar manera de convertir en literatura los elementos de la realidad y la fantasía.

sábado, 25 de junio de 2016


PALABRAS DE UN FICTICIANO ENCANTADO

La publicación de mi libro Fugas y socavones, lanzada por la editorial mexicana Ficticia, como el décimo volumen de la Colección Biblioteca de Cuento Anís del Mono, ha sido una buena ocasión para enlazar amistad con algunos amigos y reencontrarme con un México que, desde mi primera visita en 1984, no dejó de sorprenderme ni maravillarme.

La presentación del mencionado libro, tanto en el Centro Cultural El Nigromante en San Miguel de Allende como en la Casa del Libro de la UNAM, me permitió compartir opiniones y emociones con varios escritores que, aparte de su cordialidad y entusiasmo desmedido por el arte de la palabra escrita, tenían un vivo interés por la literatura de quien, a pesar de vivir en Suecia desde hace más de dos décadas, insiste en re-crear historias ambientadas en el altiplano boliviano.

Por eso mismo, estando ya de retorno en Estocolmo y en medio del frígido invierno, siento la necesidad de manifestarles mis agradecimientos, para que las palabras no se me escapen de la memoria y para evitar que mi hondo sentido de gratitud no se esfume en las penumbras del tiempo.

No era mucho lo que pensaba decirles, salvo lo sustancial como para quedarme con la conciencia tranquila y el regusto de saber que mi puño obedeció al dictado del corazón, como cada vez que me siento impulsado a manifestar las ideas que brotan desde lo más hondo de mi ser. 

He aquí, pues, las confesiones de un ficticiano encantado que, debido a las premuras del tiempo y los imprevistos de las circunstancias, no llegó a pronunciar las siguientes palabras:

La primera vez que escuché hablar de una ciudad virtual llamada Ficticia, no pensé dos veces en aventurarme en ella y, hechizado por sus fascinantes historias, me sujeté al timón de mi nave literaria y zarpé desde la Thulle de los vikingos. Navegué por la Red rumbo a la ciudad que ofrecía más riquezas que El Dorado, hasta que desembarqué en el Puerto Libre, con más ilusiones que las llevadas por Colón en sus carabelas y por Cortés en las alforjas de su caballo. La travesía, fraguada por las aventuras de la imaginación, se tornó en una verdadera odisea, pues llegué atado al mástil como Ulises, rehuyendo las voces encantadoras de las sirenas poéticas, quienes quisieron desviar mi rumbo, quizás, para evitar que compartiera con ustedes mi amistad y mis cuentos templados en los yunques de la realidad y la fantasía.


Como todo visitante, llegado de allende los mares, encontré en esta urbe moderna, secular y cosmopolita, una serie de niveles, zonas y recintos habitados por los fantasmas de la inventiva, y cuyas columnas y ventanas, expuestas a cielo abierto como las calzadas de la grandiosa Tenochtitlan, conducían al visitante de link en link, cautivándolo con el esplendor de su grandeza y su belleza, y con algunos cuentos que, una vez transmitidos por medios electrónicos, constituían motivos de asombro y maravilla.

Estando con ustedes constaté que no nos reuníamos como nuestros antepasados, alrededor del fuego ni en la boca de las cavernas, sino en una tertulia inolvidable, con bebidas espirituosas que, sabiendo tan exquisitas como el anís del mono, nos otorgaban la gracia de entrar en el reino de Dionisos, con la misma levedad con que Alicia ingresó al país encantando a través del espejo.

Ya se sabe que Ficticia, según refieren los mitos y leyendas, era un pájaro que concedía inmortalidad y procuraba dotes de narrador a quien lograba atraparlo en el sueño o en la realidad. Se cuenta que esa rara avis, que los aztecas comparaban con sus deidades ancestrales, lucía un plumaje de encendidos colores y una voz que, templando los violines del corazón, embelesaba también a los más diestros cuenteros, quienes enmudecían alrededor del fuego, donde se daban cita, noche tras noche, algunos seres ávida de escuchar cuentos de encantos y espantos.

Ahora, convertido en ciudadano honorable de Ficticia, me siento feliz de formar parte del concilio, de ese selecto grupo de ficticianos a la cabeza del cuentista y taurómaco Marcial Fernández, la fotógrafa Mónica Villa, el mago en cibernética Raúl José Santos y el cartógrafo y futbolista fanático Diego García del Gállego. Me siento feliz porque sé que Ficticia, gobernada por el dios lector, es una ciudad construida con más precisión que la mítica Babilonia y con tantos cuentos como los que conservó entre sus ruinas la biblioteca de Alejandría. Pero algo más, Ficticia, como toda ciudad virtual, exenta de cortinas de hierro, muros de Berlín y murallas chinas, tiene la virtud  de agruparnos a los ficticianos del más aquí y del más allá, con el único propósito de compartir lo que vimos y oímos, lo que pensamos y sentimos, lejos de la absurda noción de fronteras y del vocinglero chauvinismo, pues en esta comunidad literaria, a diferencia de lo establecido por el imperio de la globalización, se respeta la diversidad de voces, razas, credos y culturas.

En Ficticia se formó un rico mosaico multicultural y se erigió un templo mayor, donde actualmente se conjugan intereses comunes y donde todos, o casi todos, nos miramos la imagen en el espejo del otro; más todavía, Ficticia, como bien reza en su acta de fundación, no tiene afanes de lucro, salvo poner a salvo uno de las joyas más preciadas de la narrativa como es el cuento, una verdadera pieza de orfebrería cuando el artesano palabrero sabe trabajarla con la maestría de un joyero. No cabe duda, el cuento es -y será- el diamante labrado entre las piedras preciosas del cofre literario.

Por lo demás, ahora que pertenezco legítimamente a la comunidad de Ficticia, debo agradecerles por haberme acogido con los brazos abiertos, puesto que al retornar a la tierra de los vikingos, con el corazón agitado como un caballo al galope, me traje el recuerdo de un sueño convertido en realidad, un hermoso libro editado en la colección Biblioteca de Cuentos Anís del Mono y, algo que es fundamental en la vida, la sincera promesa de unos amigos que están dispuestos a conservar la amistad a pesar del tiempo y la distancia, poniendo en jaque a la indiferencia y procurando, una vez más, que la realidad supere a la fantasía.

Foto: De Izq. a der. Armando González, Víctor Montoya, Marcial Fernández y Leo Eduardo Mendoza.

viernes, 27 de mayo de 2016


PRESENTACIÓN DE LA REVISTA FUENTES

La revista FUENTES, con los auspicios del Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional y el Archivo Regional Catavi del Sistema de Archivo de COMIBOL, será presentada el viernes 20 de mayo, a Hrs 10:00, en el Salón de Espejos del Gobierno Autónomo Municipal de Uncía, con la partición del responsable de la publicación, Luis Oporto Ordóñez, el escritor Víctor Montoya y el burgomaestre Eduardo Patty Condori. El solemne acto contará también con la presencia de varias personalidades del ámbito político, social y cultural de la población de Uncía.

El número 42 de la revista FUENTES, editada bimestralmente por la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, destaca en sus páginas al médico y escritor chuquisaqueño Jaime Mendoza, quien vivió, a principios del siglo XX, en los centros mineros del norte de Potosí, donde trabajó como galeno en el hospital de la Empresa Minera de Simón I. Patiño y donde escribió su renombrada novela En las tierras del Potosí, cuya primera edición fue prologada por Alcides Arguedas y publicada en España en 1911.

La extensa crónica La casa de Jaime Mendoza en Uncía, que lleva la firma del escritor Víctor Montoya, nos ubica, desde una perspectiva personal, en la población donde residió Jaime Mendoza junto a su familia, relatándonos las circunstancias en las que pergeñó sus obras literarias y realizó sus investigaciones en el ámbito de la medicina, historia y geopolítica bolivianas.

Jaime Mendoza Gonzáles (Sucre, 1874 -1939), impulsado por su vena humanística y sus ideales al servicio de la justicia social, fue el primer escritor boliviano que incursionó en el llamado realismo social, abogando a favor de los trabajadores del subsuelo, quienes sufrían una despiadada explotación bajo un sistema de producción capitalista, que la empresa Patiño Mines and Enterprises Consolidated estableció en Uncía y Llallagua.

Jaime Mendoza, además de ejercer su profesión de médico, realizó varias labores sociales adicionales, como promover la creación de hospitales, centros deportivos y escuelas para los trabajadores y sus familias, que vivían en condiciones deplorables y sin más consuelo que la esperanza puesta en un futuro mejor; es más, la obra de este prolífico y polifacético autor, que refleja el antagonismo de las clases sociales y el dramatismo humano en el macizo andino, lo convierte en uno de los referentes fundamentales de la literatura de ambiente minero.

Tras su sentida muerte, acaecida el 26 de enero de 1939, tanto su ciudad natal como las poblaciones de la provincia Rafael Bustillo del departamento de Potosí fueron las herederas de un significativo legado cultural, que en la actualidad constituye una suerte de patrimonio intelectual a través de varias instituciones médicas y educativas que llevan su nombre a modo de perpetuar su memoria. No es menos importante la construcción de la Diagonal Jaime Mendoza, cuya carretera asfaltada unirá a varios departamentos que él mismo recorrió a lomo de mulas y caballos en su época, consciente de que el desarrollo integral del país dependía de la construcción de una conexión vial entre las tierras de oriente y occidente.

Cabe mencionar que en este mismo número, de 122 páginas diagramadas con esmero estético e ilustradas a todo color, se registran otros ensayos y artículos de interés general, como El juicio de residencia al gobernador Juan Victorino Martínez de Tineo, de Branka María Tanodi; La construcción del Ferrocarril Arica-La Paz (1904-1913), de Teodoro Salluco Sirpa; La vía histórica de Tunupa en el imaginario de los pueblos andinos, de Jaime Vargas Condori; El Programa Memoria del Mundo, de Julio Peña y Lillo; La accesibilidad en las bibliotecas latinoamericanas, de Robert Endean Gamboa; Chiquitos: historia de una pasión, de Alcides Parejas Moreno; Francis d´Avis: creador del Archivo Nacional de Bolivia, de Gastón Cornejo Bascopé; Fuentes: una revista imprescindible para la memoria del Sur, de Ada de Jesús de la Cantera Pérez, entre otros.

Está por demás señalar que la revista FUENTES, tanto por su forma como por su contenido, es uno de los vehículos más importantes de transmisión de lo más avanzado del pensamiento boliviano y latinoamericano desde que fue  fundada en septiembre de 2002, no sólo porque en sus páginas cuenta con colaboradores de reconocida trayectoria intelectual, sino también porque es una publicación que circula tanto a nivel nacional como internacional.