ÓSCAR
ALFARO, POETA Y REVOLUCIONARIO
Este
imprescindible poeta boliviano fue una de las figuras cimeras de la poesía
infantil y juvenil del siglo XX. Nació en Tarija en 1921 y falleció en La Paz
en 1963. Estudió la primaria y secundaria en su ciudad natal, y prosiguió con
sus estudios de Derecho en la Universidad San Simón de Cochabamba. Desde muy
joven se distinguió como un excelente poeta y cuentista. A los 17 años publicó
su libro Bajo el sol de Tarija. Trabajó como profesor de lenguaje y
literatura en la Escuela Superior de Formación de Maestros Juan Misael Saracho
en San Lorenzo y en varios colegios e institutos de Villamontes y La Paz, donde
fue, además, productor del programa La república de los niños en la
estatal Radio Illimani, mientras su producción literaria ocupaba las columnas
de los periódicos nacionales y extranjeros.
Es
por demás conocido que este poeta chapaco, de inconfundible perilla y honda
sensibilidad humana, se hizo miembro del Partido Comunista de Bolivia e incursionó
en la lucha política escribiendo versos que reflejaban las injusticias
sociales, las necesidades económicas y las esperanzas de los ciudadanos más
humildes del campo y las ciudades. Su poesía franca y combativa fue una fuente
de inspiración de la cual bebieron poetas y cantautores como Nilo Soruco, a
quien lo unía una sincera amistad y los ideales enarbolados por los portadores
de la Bandera Roja. De esa afinidad artística, en la que se dan la mano la
poesía y la música, nacieron decenas de canciones compartidas como la
emblemática Moto Méndez, en homenaje al guerrillero Eustaquio Moto Méndez,
caudillo de las luchas independentistas durante la colonia en la ciudad de
Tarija.
Los
estudios y los comentarios sobre su obra son abundantes, y todos coinciden en
señalar que Óscar Alfaro es el poeta de los niños por excelencia. La escritora
uruguaya Juana de Ibarbouru, refiriéndose a la calidad de su poesía, dijo: Su
hermoso poemario ‘Bajo el sol de Tarija’ es rico de colorido y de folklore, de
lirismo y de sentido poético y humano... Asimismo, Franz Tamayo, otro de
nuestros grandes poetas, escribió lo siguiente: … Agradezco al delicado poeta
don Óscar Alfaro, por el regalo de su precioso libro ‘Alfabeto de Estrellas’,
muy digno del genio poético de nuestras juventudes... Tampoco está por demás citar las
palabras de apreciación vertidas por Yolanda Bedregal, quien expresó en su
debido momento: Nuestro Óscar Alfaro encarna la figura ideal del poeta,
a quien imaginamos un ser elegido, en quien la persona humana y la obra están
acordes sin ruptura entre conducta y expresión literaria…”
Este príncipe de la poesía para niños era dueño de una gran sensibilidad, que lo
acercaba a los temas más sublimes de la infancia. En realidad, se puede decir
que él no escribió sobre los niños sino para los niños. Su obra literaria,
hilvanada con musicalidad y temas universales, lo convierten en un ser
excepcional y en ese niño que él siempre quiso ser, enfrentado a las
injusticias sociales como Peter Pan enfrentaba los ataques del Capitán Garfio.
Óscar
Alfaro vivía y experimentaba su realidad con los ojos de poeta-niño, consciente
de que incluso las personas mayores cargan a un niño en su interior desde la
cuna hasta la tumba. No en vano dice en Viaje al pasado, poema dedicado a su
madre: Desde adentro, desde adentro,/ desde el fondo de un abismo,/ viene
corriendo a mi encuentro/ un niño que soy yo mismo.
En
su extensa creación literaria destacan: Canciones de lluvia y tierra
(1948); Bajo el sol de Tarija (1949); Canciones de la lluvia y tierra
(1948); Cajita de música (1949); Alfabeto de estrellas (1950); Cien
poemas para niños (1955); La escuela de Fiesta (1963); La copla
vivida (1964); Poemas chapacos (1966); El circo de papel
(1970); Caricaturas (1976); Sueño de azúcar (1985); Cuentos
infantiles (1962); Cuentos chapacos (1963); El sapo que quería
ser estrella (1980); El pájaro de fuego y otros cuentos (1990). Su
obra póstuma, tanto en verso como en prosa, siguió siendo editada por sus hijos
y su esposa, doña Fanny Mendizábal de Alfaro.
Si
consideramos que este poeta, que empeñaba el cristal de su corazón con el
llanto de los niños pobres, falleció a los 42, es natural que no haya visto
editada toda su obra en vida. De seguro que quedaron muchos cuentos y poemas
inconclusos y en manuscrito, que actualmente atesoran sus legítimos herederos;
mas tratándose de un autor de reconocida trayectoria y talento inusual, es
imprescindible hacer una selección de todo el material inédito para publicarlo
junto a sus libros que ya se conocen a nivel nacional e internacional; es más, es necesario preparar la obra completa de Óscar Alfaro y publicarla con la ayuda económica del Ministerio de Educación y
Cultura o con fondos de alguna institución privada dedicada a fomentar el desarrollo
de la cultural nacional. Ojalá esta obra completa, tan esperada por los
lectores de todas las edades, sea una realidad antes de que se cumpla el centenario de su
nacimiento en 2021.
Durante
años, como la mayoría de los escritores de su época, perteneció a la segunda
generación del grupo literario Gesta Bárbara. Obtuvo el Primer premio en el
Concurso Nacional de Cuentos para Niños (1956); el Premio Nacional de Cultura
con Cuentos Chapacos (1963) y sus Cuentos para niños fue incluido en la Lista
de Honor de IBBY (1992). Sus libros, considerados ya clásicos en la
literatura infantil boliviana, han sido reeditados innumerables veces y
traducidos a otros idiomas.
No
cabe duda de que Óscar Alfaro, quien supo combinar con maestría la imaginación
infantil y el juego de palabras, seguirá siendo el mejor escritor para niños;
más todavía, en su condición de hombre comprometido con la realidad social,
cultivó una poesía revolucionaria y de reflexión, porque tenía el corazón al
lado de la causa de los marginados y desposeídos; una constante ideológica que
se aprecia con nitidez en su obra escrita con coraje, sencillez y belleza.
La
obra de Óscar Alfaro sigue vigente, a pesar de los cambios históricos que se
han suscitado en las últimas décadas en Oriente y Occidente, pues en el mundo
sigue primando la injusticia y la depredación de la naturaleza, mientras los
ideales de libertad siguen buscando un asidero en los versos de los poetas
enamorados de la paz, la libertad y la justicia social.
Un
buen ejemplo de lo que se afirma es su poema El pájaro revolucionario”, cuyos
versos exclaman: “Ordena el cerdo granjero:/ ¡Fusilen a todo pájaro!/
Suelta por los trigales/ Su policía de gatos…/ Al poco rato le traen/ Un
pajarillo aterrado/ Que aún tiene dentro del pico/ Un grano que no ha tragado./
¡Vas a morir por ratero...!/ ¡Si soy un pájaro honrado./ De profesión
carpintero./ Que vivo de mi trabajo!/ ¿Y por qué robas mi trigo?/ Lo cobro por
mi salario/ Que usted se negó a pagarme/ Aún me debe muchos granos./ Lo mismo
está debiendo/ A los sapos hortelanos,/ Al minero escarabajo,/ A las abejas
obreras/ ¡Y a todos los que ha estafado!/ Usted hizo su riqueza/ Robando a los
proletarios.../ ¡Qué peligro!... ¡Un socialista!/ ¡A fusilarlo!... ¡Apunten!..
. ¡¡¡Fuego!!!/ Demonio… si hasta los pájaros/ En la América Latina/ Se hacen
revolucionarios…
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