RECADO DE UNA
CHULLPA AUSENTE
Desde estos
confines de la Pachamama, donde el frío se instala en los huesos y el
torbellino de nieve recuerda el esplendor del Illimani, saludo a los arawikus
reunidos cerca del lago sagrado de los incas, prestos a celebrar el inicio de
un nuevo ciclo de la poesía boliviana, en un acto de convivencia armónica con
los seres divinos, benignos y malignos de la cosmogonía andina.
*
Aunque suscribí el
documento: Recado de unas chullpas halladas en el Siglo XXI, junto a los poetas -antipoetas- Marcelo
Arduz, Jorge Campero, Martha Gantier y René Antezana, me veo impedido a cumplir
el compromiso por razones ajenas a mi voluntad, y no porque dejé de abrigar
las esperanzas de reencontrarme con mis ancestros desde 1985, año en que se
realizó el Primer Encuentro Internacional de Jóvenes Creadores, en Madrid,
España.
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Sin embargo, a la
distancia, como una chullpa raptada por los vikingos, invocaré a los mallkus y
achachilas para que permitan soplar mi voz en las zampoñas y dejen escuchar los
latidos de mi corazón en los tambores, y rogaré a los vientos del Tahuantinsuyu
para que me concedan la gracia de comunicarme telepáticamente con quienes,
reunidos al amparo de la Killa y el Inti, tejerán durante dos días y dos noches
hermosos aguayos con los hilos mágicos de la poesía.
***
Desde esta lejana Thule, atrapado en las redes de Internet como araña cibernética, prometo que
seguiré vuestros pasos hasta cuando la Pachamama vuelva a comer y beber de
nuestros cuerpos, y hasta que, otra vez convertidos en chullpas y embarcados en
el largo viaje a lo desconocido, nos vuelvan a desentrañar en los albores del
próximo milenio, con un cofre poético entre las manos y la firme promesa de
reunirnos en la tierra de nuestros antepasados; un reencuentro al que asistiré
así sea arrastrando el grito de mis huesos.
Hasta entonces,
pues, queridos y recordados arawikus.
Víctor Montoya
Estocolmo, enero de
2000.
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