EFEMÉRIDE DE LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
El Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil,
que se celebra cada 2 de abril desde 1967, coincide con la fecha de nacimiento
del escritor danés Hans Christian Andersen (Odense, 2 de abril
de 1805 - Copenhague, 4 de agosto de 1875), quien dedicó su talento a la
creación de obras que han perdurado a lo largo de los años en la memoria de sus
lectores.
Esta efeméride, justificada desde todo punto de
vista, está patrocinada por el IBBY (International Board on Books for Young
People o, su
equivalente en español, Organización Internacional para el Libro
Infantil y Juvenil), cuya principal motivación consiste no sólo en promocionar
los libros destinados a los niños y jóvenes, sino también para reconocer la
dedicación y capacidad creativa de sus autores en cada uno de los países, donde
se estableció una filial correspondiente al IBBY, para garantizar el derecho
que tienen los niños a contar con una literatura que, más que tener un carácter
didáctico y de censo-moral, cumpla con la
función de recrear sus pensamientos, sentimientos y, sobre todo, alimentar su
fantasía, que es uno de los motores en la formación de su sensibilidad e
inteligencia.
La Literatura Infantil y Juvenil ha tenido un
galopante desarrollo en los últimos decenios, gracias al trabajo coordinado de
escritores, psicopedagogos, editores y lectores, que pusieron todo su empeño en
destacar la importancia de los libros que combinan los textos y las imágenes en
una obra de arte, que despierta el interés de los lectores y estimulan el
hábito de la lectura, acercando a los niños al mundo mágico de una de las
literaturas que, tras haber sido una gran desconocida en el mundo editorial, ha
pasado a acaparar la atención del mundo del libro, donde actualmente abunda su
producción y genera enormes beneficios.
Desde mediados del siglo XX, aparte del aumento del
número de premios literarios de Literatura Infantil y Juvenil, se han realizado
varios eventos internacionales de autores y editores, en los que se han
dilucidado temas referentes a su importancia y los objetivos a seguir, con
resultados que han sido favorables para la producción de libros elaborados
desde una perspectiva artística y lúdica.
Las instituciones estatales y privadas interesadas
en el tema, además de incentivar el hábito de la lectura, tienen la finalidad
de que la producción de la literatura infantil no se quede en el reflejo de los
mitos, leyendas y cuentos provenientes de la tradición oral, sino que abarque
otros aspectos que contribuyen a la formación intelectual de los jóvenes y
niños, con temas que versan sobre los valores humanos y culturales, el mundo de
los sueños y deseos, que son inherentes a su experiencia cotidiana y las
aspiraciones propias de su mundo imaginario.
La Literatura Infantil y Juvenil, aun no teniendo la
finalidad de adoctrinar ni moralizar la conducta de sus lectores, debe
apuntalar su intelecto y capacidad tanto crítica como creadora, con la
esperanza de que los textos e imágenes les permitan aprehender mejor su mundo
cognitivo y reflejar las ilusiones de su fuero interno. Sólo una literatura
hecha con intenciones auténticas y temas universales logra perpetuarse en la
mente de los pequeños lectores, quienes son un puñado de emociones vivenciales
y otro puñado de conocimientos adquiridos en las páginas de los libros.
La celebración del Día Internacional del Libro
Infantil y Juvenil, lejos de ser una fecha memorable como las epopeyas de la
historia universal, es un día que sirve para recordar que los niños tienen
derecho a contar con una literatura hecha a la medida de su desarrollo integral
y para reflexionar en torno a los libros hechos con amor y fantasía, con el
único afán de saciar el alma sedienta de los niños.
La Literatura Infantil y Juvenil, cada 2 de abril de
cada año, se regocija y viste de gala, para celebrar una efeméride dedicada a
los autores y lectores de los libros que son los cimientos de nuestro hábito de
la lectura y las alas que echan a volar nuestra imaginación por los remotos
lindes de un mundo hecho de pasiones y fantasías. Por eso mismo, las
instituciones educativas, las autoridades de gobierno y los promotores
culturales, están en la obligación de programar actividades concernientes al
ámbito de la Literatura Infantil y Juvenil, con el propósito de que el libro,
más que ser un objeto ajeno a los niños, sea el mejor compañero de sus vidas,
habida cuenta de que el libro, a pesar de los peros habidos y por haber, es
un maestro que enseña y no regaña, un fiel compañero en las buenas y en las
malas, un cofre de tesoros escondidos y un amigo con quien comparten las
aventuras de la imaginación.
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