El
Grupo Editorial Kipus acaba de publicar 15 precursores de la literatura
infantil y juvenil boliviana, la más reciente obra del escritor Víctor
Montoya, quien hace un análisis de la importancia de la literatura en el ámbito
del sistema educativo y en el contexto histórico de un país, cuya tradición cultural
se refleja de manera plena en los libros escritos para los niños y jóvenes, con
una serie de recursos narrativos y poéticos que son más creativos que didácticos.
Este
libro, que presenta la vida y obra de 15 precursores de la literatura infantil
y juvenil boliviana, ofrece al lector un espacio imaginario, permitiéndole
descubrir un cofre de sorpresas literarias, donde se esconden muchas, pero
muchísimas joyas de papel y tinta, que no solo estimulan la fantasía y el
hábito de la lectura, sino que recrean argumentos y personajes al margen de los
libros de texto.
En
Bolivia no se tienen claras referencias históricas de cuándo se publicó el
primer libro de literatura infantil y juvenil, pero si rastreamos algunos
antecedentes del siglo XX, encontraremos pautas que conducen hacia ciertos
autores/as que, motivados por su labor de educadores y conscientes de que la
infancia es una de las etapas fundamentales en el desarrollo de la personalidad
humana, escribieron libros, tanto en verso como en prosa, destinados
exclusivamente a los niños y jóvenes, en un intento por acercarlos al puro
placer estético de la creación literaria.
Aunque
casi todos los autores/as contemplados en este volumen están ya muertos, de
alguna manera, permanecen vivos entre nosotros, porque nos dejaron sus obras
como un invalorable legado, como si fuesen criaturas que tienen vida propia y
quieren permanecer entre nosotros, enseñándonos su mundo mágico y el secreto de
sus juegos; eran autores/as de honda sensibilidad humana y talento escritural,
quienes, liberándose de las ataduras de una pedagogía tradicional y
conservadora, concibieron obras con un criterio más lúdico que didáctico,
constituyéndose así en los principales precursores de una literatura ninguneada
que, a fuerza de imaginación y desmesurado cariño, se despojó de sus atuendos
de Cenicienta para convertirse en la princesa de la literatura universal.
El
escritor Víctor Montoya, tras una larga investigación en bibliotecas públicas y
privadas, nos entrega un documento literario que, además de compendiar la
biografía y bibliografía de cada uno de los autores/as, está matizado con una
muestra significativa de poemas, cuentos y piezas de teatro escritos con la
mente y el corazón puestos en los niños y jóvenes bolivianos.
Los
15 escritores/as, registrados en este libro de alto valor histórico para las
letras nacionales, son presentados de manera cronológica, según su fecha de
nacimiento: Antonio Díaz Villamil (La Paz, 1897–1948); Joaquín Gantier Valda
(Potosí, 1900–Sucre, 1994); Emma Alina Ballón (La Paz, 1913–2002); Yolanda
Bedregal (La Paz, 1913–1999); Paz Nery Nava Bohórquez (Uncía, 1916–Suiza,
1979); Rosa Fernández de Carrasco (Cochabamba, 1918–2000); Óscar Alfaro
(Tarija, 1921–La Paz, 1963); Antonio Paredes Candia (La Paz, 1924–2004); Elda
Alarcón de Cárdenas (La Paz, 1928–2019); José Camarlinghi (La Paz, 1928–2013);
Beatriz Schulze Arana (Potosí, 1929–La Paz, 2000); Gastón Suárez (Tupiza,
1929–La Paz, 1984); Alberto Guerra (Oruro, 1930–2006); Hugo Molina Viaña
(Oruro, 1931–1988); Velia Calvimontes Salinas (Cochabamba, 1935).
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