ESPEJISMO
Ella quedó sola en medio del desierto, un ventarrón infernal barrió la aldea, dejando a salvo sólo su choza hecha con adobes de barro y estiércol de camello.
Al día siguiente, mientras contemplaba el horizonte a través de la ventana, divisó a un hombre que, acercándose cada vez más, más y más, cruzó por delante de sus ojos.
Ella lo recibió en la puerta y le preguntó:
–Y tú, ¿quién eres?
–Un fantasma –contestó, y luego desapareció.
–Fue un simple espejismo –se dijo. Cayó al suelo y rompió a llorar. Su cuerpo volvió al polvo y sus lágrimas formaron un oasis entre las dunas del desierto.
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