DE
LA LETRA MANUSCRITA A LA ESCRITURA EN TABLET
Para
nadie es desconocido que los niños y jóvenes de hoy recurran a la letra de
imprenta ante la necesidad de una mayor claridad en la comunicación –principal
objetivo de la enseñanza de la escritura-, debido a que la letra cursiva o
manuscrita, así sea una impronta en la personalidad del individuo, se ha vuelto
semilegible o totalmente ilegible, ante el uso generalizado de la letra de
imprenta, que es la más usada en las nuevas tecnologías de comunicación.
La
mayoría de los libros de texto y materiales educativos están impresos en letra
de imprenta. En los documentos públicos o formularios se exige que las
respuestas se escriban a máquina o en letra de imprenta, con la finalidad de
evitar confusiones lexicales o gramaticales. Por ejemplo, cuando uno realiza un
trámite oficial, el formulario para rellenar dice claramente: Rellene en letra de imprenta.
Tampoco
es extraño que los libros de la literatura infantil y juvenil estén publicados
en letra de imprenta, llamada también de
molde, que es la más utilizada por las imprentas, editoriales y medios
gráficos; un tipo de letra al cual están acostumbrados los lectores desde la
época en que Johannes Gutenberg perfeccionó la técnica de la impresión con
tipografía móvil, que abrió las posibilidades de editar varios ejemplares de
manera efectiva y en poco tiempo.
Los
libros de literatura infantil y juvenil que no están impresos en letra de
imprenta, que es un tipo de letra preferido no solo por los lectores, sino
también por los escritores y editores, corren el riesgo de no captar la
atención de quienes visitan librerías, bibliotecas y ferias de libros. Los
niños y jóvenes, casi sin excepciones, están acostumbrados a leer libros que
tienen un tipo de letra clara y legible tanto en la cubierta como en las páginas
interiores, como es el caso de los libros de textos que se emplean en la
educación primaria y secundaria.
Las
bibliotecas virtuales, que se encuentran en la red de Internet, tienen los
libros digitalizados en letra de imprenta, no tanto por costumbre o mera
casualidad, sino porque resultan más accesibles para los cibernautas, quienes
buscan autores y obras presionando las teclas de la computadora, el Tablet o el
Smartphone, que tienen el alfabeto en letra de imprenta.
Los
docentes de la educación secundaria y universitaria observan que
aproximadamente el 75% de sus alumnos escriben sus apuntes, deberes y tesis en
letra de imprenta, y que es cada vez menos frecuente que escriban a pulso. Por
lo tanto, lo que están haciendo es trabajar con un tipo de letra más
discriminable desde el punto de vista de los ojos.
Es
sabido por todos que el uso de la denominada letra cursiva o manuscrita ha sido
desplazado por la letra de imprenta, que forma parte de los nuevos instrumentos
de comunicación y los dispositivos electrónicos con los que juegan los niños.
Esto implica que la escuela obligatoria tendrá que acomodarse a los avances de
las nuevas tecnologías y enseñar los trazos de un único tipo de escritura, la
de la letra de imprenta, y dedicarle menos tiempo a la enseñanza de la letra
seguida o caligrafía cursiva.
De
hecho, existen ya países donde la enseñanza de la caligrafía tradicional ha
sido reemplazada por la enseñanza de la mecanografía, que es una de las
herramientas que le permite al alumno dominar las nuevas exigencias del
universo digital, que está cada vez más presente en las instituciones
educativas y las relaciones sociales en general.
No
es casual que los niños se comuniquen a diario mediante el uso del teclado del
ordenador y los diferentes dispositivos incorporados en el teléfono móvil. De
modo que los niños del siglo XXI no se comunican con sus semejantes mediante
cartas o notas escritas a pulso, con lápiz y letras de caligrafía, sino
mediante las nuevas tecnologías de información y comunicación que, además,
están programadas en letra de imprenta.
Desde
luego que no faltan las voces críticas que se empeñan en señalar que la
enseñanza de la letra manuscrita es inherente a la educación escolar y a una
cultura que tiene siglos de tradición en la que el lápiz y el papel han sido
las principales herramientas de comunicación escrita. Sin embargo, lo que estas
voces discordantes olvidan es el hecho de que los tiempos han cambiado y
también las formas de comunicación. Incluso se ha constatado que los maestros
que escriben en la pizarra en letra de imprenta, a diferencia de quienes
escriben en cursiva, tienen la ventaja de ser mejor comprendidos por los
alumnos, quienes deben copiar los apuntes del pizarrón en sus cuadernos o
computadoras portátil.
En
la actualidad, no es casual que los niños de cinco y seis años, a diferencia de
lo que ocurría en el pasado, aprendan a escribir sus primeras palabras pulsando
en forma mecánica las teclas de un Tablet y no afianzando la destreza motriz
con el uso del lápiz; es más, los niños conciben que todos los anuncios habidos
en el mundo que los rodea no están escritos en letra cursiva sino en letra de
imprenta que, por otra parte, les parece más familiar y les resulta más
comprensible.
Esta
realidad concreta hace pensar que el uso de la letra manuscrita para la
enseñanza de la lectura y escritura no es algo universal, y que en países como
Finlandia, Inglaterra o Estados Unidos imparten la enseñanza de la lectura y
escritura inicial con estilos de letras parecidas a las de imprenta, porque los
niños, de manera consciente o inconsciente, las discriminan con mayor
facilidad, en vista de que las nuevas tecnologías de comunicación han irrumpido
con fuerza tanto en las instituciones educativas como en los hogares, donde los
niños ven los signos gráficos o grafemas en letra de imprenta no solo en las
teclas de las computadoras y teléfonos móviles, sino también en los textos que
aparecen en la pantalla de la televisión.
Aunque
todavía se hace hincapié en la enseñanza de la caligrafía, que es el ejercicio
más tradicional en el proceso de aprendizaje de la escritura, es importante que
los profesores estén conscientes de que las nuevas tecnologías de comunicación
exigen que los alumnos aprendan dactilografía para usar con destreza las teclas
de las computadoras, tabletas y celulares, que, por lo expuesto, tiene los
dispositivos electrónicos y el alfabeto en letra de imprenta, no sólo porque
están claramente separadas unas de otras, sino también porque es de fácil
comprensión.
No
cabe duda de que en un futuro próximo, los habitantes de la mayoría de las
naciones se comunicarán escribiendo sus pensamientos en letra de imprenta; por
una parte, influenciados por el uso masivo de la informática y la facilidad con
que se disponen de medios electrónicos para producir escritos; y, por otra,
debido a que cada vez se hace menos necesaria y frecuente la utilización de la
letra cursiva que, en otrora, era indispensable para escribir a pulso.
Asimismo,
los libros de literatura infantil y juvenil en general, en soporte papel o
digital, estarán editados en letra de imprenta en su totalidad, obedeciendo a
los avances de las nuevas tecnologías de información y comunicación, que
llegaron para quedarse entre nosotros e innovar las viejas normas de lectura y
escritura tradicional.
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