EL
LABERINTO DE LOS SUEÑOS
El psiquiatra suizo Carl G. Jung, en
su abundante contribución a la comprensión de la psicología humana, manifestó
que el sueño no sólo es un desván de los deseos reprimidos, sino también un
mundo que forma parte de la vida real, así el sueño no se manifieste como un
pensamiento racional sino por medio de imágenes alegóricas.
Sigmund Freud, por su parte,
insistió en que los sueños son importantes en la vida de las personas; primero,
porque ayudan a resolver los conflictos emocionales acumulados en el
subconsciente y, segundo, porque tienen la función de satisfacer los deseos
inhibidos y censurados por el entorno social.
El sueño es el lenguaje simbólico
del inconsciente, un cuarto de espejos donde nos miramos la cara; unas veces
más joven y, otras, más viejo; unas veces más sano y, otras, más enfermo. Los
sueños se parecen a las películas de ficción, cuyos directores y protagonistas
somos nosotros mismos. En el sueño todo es posible, incluso volar, amar, odiar,
morir o sobrevivir a los peligros. No es casual que parte de nuestros instintos
reprimidos se proyecten en los sueños eróticos, donde el sexo, como en los
cuadros surrealistas, está simbolizado por una llave introduciéndose en la
cerradura, una mano empuñando el bastón o un ariete echado abajo una puerta;
una suerte de alegoría sexual que nos permite satisfacer los deseos reprimido en
el inconsciente.
Si el sueño tiene la función de
aliviar la realidad existencial, entonces es saludable zambullirse en los
sueños para encontrar el cofre escondido del inconsciente. Y si el cofre, en
lugar de contener riquezas, contiene maldades como la Caja de Pandora, lo mejor
será abrirlo para dejar huir a las criaturas que atormentan, como Aladino dejó
escapar al genio escondido en la lámpara maravillosa; de lo contrario, se corre
el riesgo de que el cofre de los sueños se convierta en una carga pesada para
el cuerpo y la conciencia.
A pesar de las explicaciones psicoanalíticas,
que intentan interpretar nuestro fuero interno, hay todavía quienes ocultan y
niegan el mensaje de los sueños, atrapados por un miedo profundo y
supersticioso a la novedad y lo desconocido. Peor aún si en los sueños se
revelan los instintos agresivos y demoníacos, como en este grabado de Francisco
Goya, donde los búhos y murciélagos bullen sobre la cabeza de quien sueña junto
al epígrafe: El sueño de la razón produce monstruos, puesto que el
sueño, como un acuario, tiene vida propia debajo de la superficie.
El sueño es una suerte de
laboratorio, donde no pocos pensadores encontraron la solución a ciertas ideas
que les zumbaba en la cabeza. René Descartes se planteó varias de sus tesis filosóficas
en los sueños. Albert Einstein se formuló la ley de la relatividad en el sueño.
Isaac Singer, que conocía el mecanismo del telar, inventó la máquina de coser a
partir de un sueño en el cual, contrariamente a la sabia advertencia de Cristo,
vio atravesar camellos por el ojo de la aguja. August Kekulé von Stradonitz
descubrió la estructura molecular del benceno luego de soñar con serpientes que
se mordían la cola y a Robert Louis Stevenson se le reveló en el sueño la trama
de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hydde.
Los sueños son la voz del
inconsciente, una llave que sirve para abrir las puertas de la vida pasada y,
quizás, para allanar el camino de la vida futura, pues algunos aseveren la
existencia de sueños premonitorios, en los cuales creen encontrar, como en una
bola de cristal, el destino final de sus vidas. Martín Luther King decía tener
el sueño de que un día los afroamericanos serían libres, en tanto Martín Lutero
tenía ataques de pesadillas, como si su mundo inconsciente quisiera salir a
gritos hacia la superficie. Y, aunque en su vida oficial era un hombre recatado
y un cura que se autocensuraba ante sus feligreses, en los sueños se veía
paseando por las catacumbas del infierno, al igual que Dante en su Divina
comedia.
El sueño se agrava cuando se convierte en pesadilla, una
suerte de ensueño que puede causar miedo y terror. Las pesadillas, de manera
frecuente, producen sensaciones desagradables de angustia, ansiedad y tristeza.
Las pesadillas son, a veces, como viajes realizados al subconsciente de uno
mismo, como si uno buceara en sus adentros para encontrarse con los monstruos y
fantasmas que habitan en el fondo del alma.
Aunque esta experiencia onírica es una forma de
reproducir las fuertes impresiones de la vida que, durante el proceso de la
pesadilla, se proyectan como imágenes y guiones incoherentes, que más parecen
las escenas entrecortadas de una película sin principio ni final, no es raro
que uno se vea transportado a escenarios conocidos y con detalles verídicos,
donde se dialoga con personas conocidas y desconocidas, pero casi siempre al
filo del espanto y el horror.
En las pesadillas no sólo se ven seres vivos, como
humanos o animales, sino también objetos inanimados, como si ellos poseyeran
alma o espíritu. Por eso mismo, uno tiene la sensación de que, durante el
trance de la pesadilla, el alma abandona el cuerpo y realiza un viaje al más
allá, donde todo es imposible, salvo el encuentro con la divina providencia.
Las pesadillas, hasta el siglo XVIII, eran consideradas
como obras de monstruos y almas retornadas de la muerte, para aterrorizar a los
durmientes que vivían con la mala conciencia por haber cometido un pecado contra
la ley divina. Sin embargo, en la actualidad se sabe que las pesadillas, además
de ser producidas por el exceso de comida, alcohol, drogas o ciertos fármacos
antes de dormir, son generadas por causas fisiológicas, tales como la fiebre y
el estrés, o por algún trauma psicológico que permanece latente en el
subconsciente.
Por otro lado, en el mundo bíblico
se explica la importancia de los sueños, como una forma de ponerse en contacto
con Dios y como una forma de explicar las causas y consecuencias de una
historia escrita de antemano. El profeta Daniel, siete siglos antes de Jesucristo,
tuvo sueños premonitorios en una prisión de Egipto, así como por medio del
sueño se enteró José de que su esposa -la Virgen María- concebiría un hijo por
obra y gracia divina. Por lo tanto, los sueños premonitorios tienen la virtud
de anunciarnos los sucesos mucho antes de que ocurran en la realidad. No en
vano Carl G.Jung intentó explicar este fenómeno onírico cuando afirmó que el
sueño no sólo servía para restablecer el equilibrio psíquico, sino también para
advertir los peligros de la vida presente. Si se desdeñan las advertencias
de los sueños -sentenció- pueden ocurrir verdaderos accidentes.
Ahora bien, si los sueños
premonitorios fuesen ciertos, yo quisiera que alguien me explicara, en lenguaje
claro y conciso, cuál será el futuro que me depara el destino después del
último sueño en el cual se me quitó la vida, pues en él vi la imagen de una
bestia parada al lado de mi cama, entre el velador y la cabecera. Estaba
cubierta con una capa negra y sujetaba un enorme cuchillo en la mano; tenía los
ojos y los pelos de Medusa, mientras sus labios, rojos como flores de amapola,
esbozaban una sonrisa dejando entrever los escorpiones de su lengua.
La miré absorto y, aunque intenté
moverme y gritar, permanecí petrificado entre el terror y el espanto. Ella se
abrió la capa de un tirón y me enseñó su sexo, cuya abertura desprendía una
hilera de gusanos blancos a lo largo de las piernas. Luego levantó el cuchillo
y me lo asestó sin asco. Me cortó la carne y me dispersó en pedazos. Yo tenía
la cabeza intacta y la sensación de seguir con vida. Escuchaba mi respiración
entrecortada y veía cómo mi corazón latía en el suelo, arrancado ya de mi
pecho, y cómo los pedazos de mi cuerpo se movían como la cola cuarteada de una
lagartija.
Consumado el acto, la bestia se
esfumó entre las penumbras del cuarto y yo junté los pedazos de mi cuerpo para
huir del sueño. Desde entonces no he dejado de pensar en este grabado de Goya,
quien, sin ser profeta ni psicoanalista, sabía que en el laberinto de los
sueños moraban los monstruos domados por la razón.
hola doctor victor montoya, le escribe Manuel Alejandro Angulo Gonzalez desde la ciudad de cali, colombia.
ResponderEliminarcon la intencion que que fortalezca mi investigacion, pertenezco a la facultad de derecho de la universidad santiago de cali y desde hay se gestionan proyectos investigativos, en mi caso se trata del tema exilio , migracion y derechos humanos en america latina;a partir de un detallado estudio de estos asuntos pudimos reconocerlo a usted como una de las caras de este flagelo en su pais por esta razón busco la forma de comunicarme con usted en busqueda de fortalecer mi investigación me remito a invitarlo en el horario en el que se le haga posible para una entrevista con mi jefe de investigacion, se lo agradeceria mucho.
att: manuel alejandro angulo gonzalez
correo: alejo19_98@hotmail.com
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